Bruselas, 14 sep (EFE).- La Unión Europea (UE) se prepara para dar un acelerón climático en el horizonte de 2030, fijando una pauta intermedia de reducción de emisiones del 55 %, frente al 40 % fijado actualmente, que allane el camino para la completa descarbonización de la economía europea en 2050.
La Comisión Europea lleva meses trabajando en un recorte intermedio de emisiones de entre el 50 y el 55 % respecto a los valores de 1990 como parte del desarrollo de la Ley del Clima presentada en marzo, que la presidenta del Ejecutivo comunitario, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, quiere convertir en uno de los pilares de su mandato.
Según una información publicada por el portal Euractiv, socio de Efe, Von der Leyen hará público su compromiso con el 55 % en 2030 durante su discurso del Estado de la Unión de este jueves, una ambiciosa pauta que, de materializarse, afectará a hogares e industrias de toda la UE.
Esa apuesta verde pretende acercar la meta europea de neutralidad climática en 2050, es decir, que el bloque comunitario emita sólo el CO2 que la UE sea capaz de absorber en su territorio, objetivo a largo plazo que requiere la unanimidad de los Veintisiete y que todavía precisa el respaldo oficial de Polonia.
UN LARGO CAMINO
La propuesta de la Comisión es sólo una parte del proceso legislativo para que la UE modifique esos objetivos legalmente vinculantes en 2030 para mitigar el cambio climático, en línea con el Pacto de París. Para que esa reducción se haga efectiva debe fructificar una acuerdo en una negociación tripartita con el Parlamento Europeo y con el Consejo.
La Eurocámara, tradicionalmente más ambiciosa que los países en materia de clima, está pendiente de fijar su posición definitiva, aunque la comisión parlamentaria competente ya ha recomendado apostar por el 60 % como posición negociadora.
El Consejo, que representa a los países de la UE y suele ser medioambientalmente menos osado que el Parlamento, todavía no ha fijado la suya.
«Todavía no hemos hablado de la propuesta de la Comisión de un objetivo actualizado para 2030 porque estamos esperando recibirlo, pero hemos debatido todos los demás aspectos de la ley climática europea», explican desde la institución.
Aunque aún no está en la agenda oficial pero se espera que los de jefes de Estado y de Gobierno de la UE analicen el conjunto de la Ley del Clima en el Consejo Europeo de los próximos 15 y 16 de octubre.
Una vez que los líderes hayan fijado las líneas maestras, los detalles, incluida la senda de reducción en 2030, pasarían a debatirse a nivel ministerial en el consejo de titulares de Medioambiente que se celebrará a finales de octubre.
Una docena de países europeos respaldan, a priori, el objetivo del 55 % y desde el Ministerio español para la Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera apuntan a Efe que, a falta de concretar el objetivo, España está con «la máxima ambición siempre».
No obstante, fuentes del Consejo y de los Estados miembros señalan que se espera que el gran escollo del debate sea la contribución de cada Estado miembro a esos objetivos en función de lo que hayan contaminado en el pasado y sus capacidades para reducir sus emisiones.
«Varios Estados miembros primero quieren ver exactamente cómo podemos alcanzar nuevos objetivos, antes de aceptarlos. Y el impacto en los Estados miembros nunca se distribuye de manera uniforme: si pedimos objetivos más estrictos, por ejemplo, en la agricultura o el transporte por carretera, afectará a algunos más que a otros», indica una fuente europea.
El Plan Nacional de Energía y Clima de España contempla una reducción del 20 % respecto a los valores de 1990, cuando las emisiones españolas era muy inferiores a las de países altamente industrializados como Alemania o Francia, lo que supondría en realidad la eliminación de 1 de cada 3 toneladas equivalentes de CO2 que actualmente España vierte a la atmósfera.
Sólo una vez que Consejo, Parlamento y Comisión hayan fijado sus posturas sobre la revisión de los límites de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 se negociarán los objetivos finales y legalmente vinculantes.
«Seguro que se avecinan conversaciones difíciles», concede una fuente europea