Puebla (México), 20 sep (EFE).- Los sombreros mexicanos a base de palma viven sus peores tiempos a causa de la crisis sanitaria por la pandemia de la COVID-19 y ante las nulas ventas vistas en los recientes festejos patrios.
Los productores de sombreros en Tehuacán municipio del central estado mexicano de Puebla, han visto caer sus ventas en 90 % desde el pasado mes de marzo, cuando comenzaron a sentirse los efectos económicos de la pandemia de la COVID-19
Con los festejos por los 201 años del inicio de la Indepencia de México de España, esperaban vender un sombrero tricolor de solapa con la leyenda ¡Viva México! pero el confinamiento y la suspensión de las verbenas causaron que solo se produjeran un 10 % de lo esperado, que fueron destinados a adornar casas y negocios.
Por si fuera poco, las jarcierias -como se llama en México a los lugares donde se elaboran productos de fibra vegetal-, han visto caer sus ventas por la falta de turistas en las playas o lugares más tradiciones de México.
El sombrero mexicano es popular entre los turistas por su forma picuda y solapa grande, por lo que es conocido como «sombrero Zapata» y puede decorarse con tela de sarape bordado o simplemente pintado de verde, blanco y rojo de la bandera mexicana, lo que lo convierte en un recuerdo demandado por los visitantes.
Los negocios estén a punto de la quiebra debido a que no pueden sostener los costos fijos como son la renta, luz y la nómina de los trabajadores, aunque la tradición y el amor a su labor los sostiene con la esperanza en que se pueda volver pronto a la normalidad.
Miguel Martínez Amayo, artesano y dueño de un taller de sombreros, compartió su orgullo por su trabajo, con 25 años dedicado a elaborar sombreros con materiales naturales ciento por ciento.
Sus materiales son las tiras de palma que tejen a mano artesanos de Juchitán de Zaragoza, ubicado en el sureño estado de Oaxaca, y que reciben en forma de rollos.
Los artesanos van dando forma de sombrero con materiales simples como hilo, pegamento, máquinas manuales de tejer y pinturas, apoyados en un troqueles que ayudan a fijar la forma de este.
Martínez relató a Efe que en su taller trabajan 22 personas que elaboran diariamente más de 50 tipos de sombreros que van desde el tradicional «Zapata» y charro, así como para los bailes regionales como los denominados jarochos, norteño y Truman, pero no pueden faltar los que ayudan a cubrirse del sol como el tipo pescador, forastero, tipo Aguayo y Speedy González.
«Se dejó de producir 90 por ciento el sombrero tipo Zapata, nos afecta a nosotros también como productores, pero tenemos que en las playas es donde se busca que tenga mas color».
Emiliano Terán Vázquez, artesano de 29 años de edad refirió que desde niño tuvo atracción por la creación de sombreros, debido a que sus familiares se dedicaban a este oficio, por eso quiso aprender y prácticamente todos su vida ha elaborado esta prenda.
Refirió que es un orgullo utilizar sus manos para dar creación a los sombreros que enorgullecen a los mexicanos y ponen en alto el nombre de México, logrando su satisfacción cuando los niños los portan, porqué ocasionan que esta prenda se mantenga viva a pesar de las dificultades por las que atraviesa desde hace varios años.
Terán compartió a Efe que se dedica a la elaboración de Sombrero Zapata, en el cual se tarda alrededor de 5 minutos en cocerlo y en darle la forma a partir de que le entregan el material debidamente pintado.
Asimismo compartió que solo utiliza las tiras de palma, tijeras y un cono plástico que ayuda a darle la forma deseada.