Los Ángeles, 21 sep (EFE News).- Una casa preciosa, un trabajo que ama y un novio al que adora. Parece que le va de maravilla a Cristina, la protagonista de «De brutas, nada», pero de repente todo salta por los aires en esta serie que encabeza Tessa Ía sobre cómo enderezar la vida cuando parece que se desmorona.
«Tiene que ver con encontrar ese coraje interior, esa valentía para decidir tu propio camino. Creo que es un proceso que a veces idealizamos, que a veces querríamos que fuese más fácil o más fluido, pero en realidad es un proceso muy ‘messy’ (desordenado)», explicó la actriz en una entrevista con Efe.
«Encontrarte a ti mismo, darte tu lugar, aprender a poner límites a tus parejas y todo eso es difícil, complicado y laborioso. Pero creo que por lo mismo es una gran muestra de fortaleza y seguridad y terminas creciendo mucho», añadió.
Tessa Ía (Ciudad de México, 1995) lidera «De brutas, nada», una comedia con toques de drama que estrena este jueves Pantaya en Estados Unidos y Puerto Rico y que llegará posteriormente a otros países a partir del 6 de noviembre en Amazon.
Con Christian Vázquez, Diana Bovio, Carolina Ramírez y Oswaldo Zárate redondeando el elenco de esta producción con grandes medios de Sony Pictures Television, «De brutas, nada» comienza con su protagonista Cristina (Ía) tocando fondo.
«Es una chava que, aparentemente, tiene todo perfectamente planeado», apuntó Ía, joven promesa mexicana (hija de la actriz Nailea Norvind) que cada vez está más consolidada tras cintas como «Después de Lucía» (2012) o series como «Narcos: México» y «Desenfrenadas».
«Y poco antes de su boda, se da cuenta de que su novio le está siendo infiel. Se le derrumba el mundo, se tiene que apoyar con sus amigos de toda la vida para sobrellevar ese gran luto. Por suerte, son los mejores amigos que podrías desear para eso», adelantó.
No obstante, Cristina vuelve a tropezar con la misma piedra «ya que pasa de un mentiroso a otro».
Alejandro (Vázquez) es el nuevo embustero, un escritor en horas bajas que necesita urgentemente encontrar un departamento y que acaba mintiendo a Cristina diciendo que es homosexual solo para que le deje quedarse con ella una mujer que, en ese instante, lo último que busca es más complicaciones sentimentales.
«Alejandro es una persona bienintencionada, que se ha equivocado en la vida, como todos», defendió Ía.
«Pero creo que es un buen amigo y eso es lo que llama a Cristina. Es una persona sensible, inteligente, que la apoya, que la hace sentir que no está sola. Creo que eso es lo más importante para ella en ese momento», añadió.
Curiosamente, la química entre Ía y Vázquez para bordar todos esos líos del día a día no tuvo que crearse desde cero.
«Es muy loco porque fuimos ‘roomies’ (compañeros de departamento) en la vida real hace mil años», contó.
«Christian, Oswaldo y yo fuimos ‘roomies’ durante una breve temporada. Pero es muy chistoso: como que pareciera que ya estábamos ensayando para lo que hoy en día es ‘De brutas, nada'», agregó.
VACÍOS Y DUDAS EXISTENCIALES
La amistad, el amor, la familia, la confianza y la honestidad son algunos de los temas que vertebran esta ficción en la que casi todos sus personajes tienen serias dudas sobre hacia dónde dirigir su vida.
Un ejemplo claro de eso son las mujeres de «De brutas, nada», puesto que, además de la desorientación de Cristina, Graciela (Bovio) está completamente en fuera de juego dentro de su familia y Hannah (Ramírez) no acaba de encontrar su lugar pese a que disfruta de la compañía de numerosos amantes.
«Se me hace interesante que es un momento en el que tres mujeres de diferentes edades, con diferentes problemas en sus vidas, deciden ‘no más, no me vuelve a pasar esto'», apuntó Ía.
Además de esta mirada múltiple a la feminidad, la serie llama la atención por presentar a una gran variedad de personajes de clase alta (o al menos con una vida burguesa de lo más apacible) que navegan su frustración personal con escasa pericia.
«Están bien acomodados, tienen buenos trabajos, pero también eso no significa nada si adentro de ti no estás trabajado», opinó Ía.
«Yo siento que Cristina no está nada trabajada: se ve que no ha ido ni un solo día a terapia y le urge. Pero, a veces, estas cosas que pensamos que es tener éxito conllevan en realidad un vacío interior muy insatisfactorio», señaló.
Por último, Ía señaló que uno de sus objetivos es no encasillarse y que por eso quiso probar la comedia en «De brutas, nada».
«Me gustaría seguir explorando otro tipo de cosas. Por ejemplo, nunca he hecho algo de miedo y tal vez estaría padre hacer algo de miedo. Pero siempre me gustan los personajes que tienen problemas mentales y emocionales: siento que es donde yo encuentro la mayor cantidad de preguntas acerca de mi humanidad y me gusta explorarlas a través de los personajes», concluyó.