México, 23 sep (EFE).- Los cinco cineastas mexicanos nominados a los Premios Ariel en la categoría de mejor película celebraron la diversidad creciente en todos los sentidos en el cine local, a la vez que coincidieron en su asombro ante la nominación de sus películas.
«El arte es tolerancia y diversidad y poco a poco el cine mexicano está logrando ser más tolerante y más diverso porque es la suma de muchas miradas», expresó Julio Hernández («Cómprame un revólver») en conferencia de prensa en línea.
Kenya Márquez («Asfixia»), Julio Hernández Cordón («Cómprame un revólver), Hari Sama («Esto no es Berlín»), José María Yázpik («Polvo») y Fernando Frías de la Parra («Ya no estoy aquí») son los directores nominados en la categoría de mejor película y, a su vez, en la de mejor dirección.
Los premios Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) tendrán su resolución el 27 de septiembre de manera virtual debido a la pandemia de coronavirus.
Las cinco películas cuentan historias que atañen a minorías o relatos que no suelen estar en el cine convencional. Aunque coincidieron en sentirse agradecidos por que sus cintas estén nominadas, se mostraron sorprendidos por esta mención tan importante.
«Yo sigo sorprendido de que ‘Polvo’ esté nominada. (…) ‘Polvo’ es un caso raro creo: no tiene corte festivalero de cine de autor pero tampoco es comedia de las que funcionan tan bien en la taquilla», expresó José María Yazpik.
Con Yazpik -cuya cinta toca temas como las aspiraciones, el narcotráfico o la vida más allá de la capital mexicana- coincide Hari Sama, quien retrató en «Esto no es Berlín» una parte de su vida que fue muy relevante y sobre la que cuidó cada detalle en la cinta.
«Desde que estuvo terminada empezó a sorprenderme porque no tenía ninguna espectativa: no es estratégica, es autobiográfica. Para mí el cine ha significado un instrumento de comunicación conmigo mismo pero también para comunicarme de manera más eficiente con los demás», expresó Sama.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Los cinco mostraron que pusieron gran parte de ellos, de su ansia de conocer y mostrar el mundo, y de su voluntad de mejorar la sociedad en las cintas que este año pueden ganar el galardón a mejor película en los premios de cine más importantes de México.
Frías, por su parte, opinó que un cineasta, además de ser crítico con su contexto debe obtener aprendizajes de su trabajo: «Para poder ser responsables necesitamos también hacer un ejercicio de coherencia. Yo que tengo el privilegio de escoger qué hacer, tengo que mantener eso en mente y trazar una línea concreta. Tener en cuenta también los mensajes y valores hacia dentro».
Durante el conversatorio, moderado por el productor Jorge Michel Grau, también mostraron sus puntos de vista sobre temas como la utilización de actores profesionales -como en «Polvo» ante las ganas de Yazpik de trabajar en la interpretación- o de actores naturales -como el caso de «Ya no estoy aquí»- por querer visibilizar a cierto sector.
Frías consideró que, dado que quería contar la historia concreta de una tribu urbana (los kolombias) era imprescindible que fueran actores naturales que hubieran tenido a alguien cercano dentro de estos grupos.
«Desde el punto de vista ético, para mí sería impensable hacer esta película con actores profesionales por la idea de dar voz a estas comunidades. Es un trabajo que no es solo mío, la construcción de personajes viene de ellos mismos», detalló.
Por último, trataron la situación actual del cine en México, cuyo presupuesto se ha visto en peligro debido a la crisis del coronavirus y, a pesar de que por ahora todos mantienen la ilusión, se confesaron preocupados porque a cuantos menos recursos, menos posibilidad de contar historias diferentes.
«Creo que con las perspectivas no son muy buenas pero esperemos que existan posibilidades para la construcción de un cine distinto que hable de una realidad, de un contexto, que denuncie, que cuente historias distintas de universos cercanos», terminó Kenya Márquez.