La consulta que pretende, sin querer queriendo, AMLO para llevar el linchamiento a sus antecesores a los tribunales, sin determinar cuál es el delito a perseguir y con claros fines de agitar para llevar votos a su causa, en las elecciones del año entrante, es, además de inmoral, electorero, populista y constituirse como omisión del deber, un acto presuntamente inconstitucional, según lo planteaba ayer la tesis del Ministro de la Suprema Corte de Justicia, Luis María Aguilar, que el pleno de la SCJN discutirá en su sesión del próximo jueves.
De inmediato Palacio movió ficha y pidió a las publicaciones afines, las que no son reaccionarias ni conservadoras, es decir, las que son la prensa orgánica de la mal llamada 4T, a dar la noticia con un sesgo, el que el Ministro había llegado a la Corte en el sexenio de Felipe Calderón, que es la manera automática de colgarle el sambenito y descalificarlo como parte de ese pasado de maldad, de donde por cierto vienen tantos del equipo del mandatario, Bartlett, Ebrard, Monreal y la larga lista que se puede completar para matar un día de ocio.
Después fue el mandatario quien atacó la tesis descalificando a su autor, asegurando que esperará a que la Sala Superior de la Corte determine la validez de la propuesta de Aguilar, pero dejando muy claro que su llegada a la Suprema Corte se había dado en el sexenio del que es, por mucho, su villano favorito.
Mucho se dirá de hoy a la fecha del primero de octubre, y el país entero debería estar atento, para reconocer los amagos que recibirá el Poder Judicial, pues el presidente demanda que la Corte avale su ocurrencia, que recientemente en un editorial del diario español El País fue calificada como la demolición de lo que queda en pie del estado de derecho en México.
Contra la tesis del Ministro Aguilar llegó la aseveración de AMLO de que su consulta no viola ningún derecho, presumiendo conocimientos en materia constitucional que nadie le conocía y demostrando que para éste y cualquier fin no sólo encarna la voz y la voluntad popular, lo que le permite erigirse en la representación del Estado, suplantar las instituciones, y ahora parafrasear a aquel compositor desafortunado que proclamaba que su palabra es la ley.
Es lo que tiene, como bien sabe el mandatario, saberse en poder de la verdad, lo que lleva al terreno de sus conquistas mentales colonizar los derechos fundamentales de los mexicanos.
Lo que nos jugamos en esta encrucijada es conocer el estado en que quedará la teórica división de Poderes que consagra nuestra Constitución, pues con el Legislativo a sus pies y a sus órdenes, ya veremos si los Ministros de la SCJN están a la altura y deciden debatir la tesis que descalifica la consulta bajo los criterios de la ley o se conducen por el camino que el presidente les señala, para ya tener la certeza de que estamos de nuevo ante lo que Krauze llamó, por si quieren anotar la fecha en 1997, la presidencia imperial.