El torero francés Sebastián Castella ha remitido a última hora de hoy una carta abierta en la que anuncia su decisión de retirarse de los ruedos, aunque sin concretar si lo hará de manera definitiva.
Castella, de 37 años de edad, tomó la alternativa hace ya veinte años -el 12 de agosto de 2000- en la plaza de Béziers, su ciudad natal, de manos de Enrique Ponce y con José Tomás de testigo, y desde entonces ha figurado en las principales plazas y ferias de España, Francia y América, alcanzando éxitos como los de sus cinco salidas a hombros de Las Ventas, la última en 2018.
En la carta, dirigida a «los aficionados» que durante tanto tiempo le han «seguido, apoyado y exigido», Castella considera que su retirada del toreo «es un decisión difícil, muy meditada y que, además, coincide con mis 20 años de alternativa, una efeméride que no he podido compartir con vosotros como hubiese querido».
«Jamás hubiese imaginado cuando empecé mi andadura con apenas 11 años que iba a alcanzar tantas y tantas metas. Quiero mostrar mi agradecimiento a todos aquellos que me han acompañado en algún momento de mi carrera. De todos he aprendido. Especialmente, quiero acordarme de mi familia. Sin ellos, este camino no hubiese sido posible hasta aquí», continuá el diestro francés.
En el comunicado Castella dice considerarse «un privilegiado», al recordar «a los compañeros que pagaron con su vida la conquista de sus sueños de luces, que han hecho, todavía, más grande esta profesión. Todo lo que tengo, lo que he vivido, lo que sé y lo que he conseguido se lo debo al mundo del toro. He conocido gente y lugares maravillosos gracias a la profesión más bonita que existe».
«Tantas veces volviese a nacer, tantas que intentaría ser torero. Pero una vez aquí -considera- creo que hay otros universos por descubrir y tengo mucho que aprender más allá de lo que ha sido mi vida desde muy niño».
Castella, que toreó su última corrida el pasado domingo en Granada y aún tenía pendiente una actuación pasado mañana en Antequera (Málaga), asegura que en este año de pandemia, decidió torear «para devolverle al toro, dentro de mi humilde aportación, lo mucho que me ha dado. Creo que era necesario».
«Lo hice -matiza- por mi cuadrilla, que tan mal lo ha pasado por la falta de contratos y que han sido tan fieles a mi persona, por la afición, de la que siempre he sentido su calor y apoyo, por los empresarios que decidieron organizar corridas de toros, por lo ganaderos, a los que tanto le debemos los toreros, y por los medios de comunicación especializados».
Y para finalizar, el torero francés no especifica «si será un adiós definitivo o un hasta luego. Sólo el tiempo tiene la respuesta. Dicen que los toreros nunca nos retiramos y yo creo que es así. Yo, allá dónde esté, haciendo lo que haga, siempre diré con orgullo que he sido, soy y seré torero».