La pandemia provocada por el coronavirus (Covid-19), considerada como una de las mayores en los últimos cien años vino a revolucionar al mundo, sus consecuencias han provocado transformaciones sociales en todos los ámbitos y las celebraciones culturales y religiosas marcaron sus propias condiciones y protocolos. Pensar en la idea de casarse en tiempos de pandemia se ha convertido en un dolor de cabeza, lejos de planear y vivir la boda de ensueño que esperan las parejas.
Toda una odisea vivieron Lupita y Willy, quienes tenían programada su boda tanto por la Iglesia y por el Civil para el 18 de abril y justo dos semanas antes se cerró todo, el país se declaraba en cuarentena por lo que no les quedó alternativa que reprogramar todo, comenta Willy que fueron días muy acelerados pues se presentaron al Registro Civil pero ya estaba cerrado, en la Iglesia les dijeron que podían elegir otra fecha que no estuviera ocupada, pero dependían del Registro Civil, pues querían hacer las dos el mismo día, además que la tienda del vestido de la novia cerró sin previo aviso y ya estaba pagado, se sentían atados de manos, llamaron a los invitados para cancelar todo hasta nuevo aviso. “Nos casamos el primero de agosto, pero ya nada fue igual, ni siquiera hubo el tradicional beso, tuvimos pocos invitados, pero fue porque ellos decidieron quedarse en casa, fue muy sencillo y con muchísimos cuidados, el gel, el cubrebocas, en el jardín se tomó la temperatura a cada persona, incluso se terminó temprano, a la fecha el viaje de bodas sigue pendiente, cambiamos los vuelos y todo, ahora sólo falta ajustar nuestros tiempos, es que casarse en pandemia es algo que ni siquiera se pudiera considerar”, concluyó.
Para los llamados ‘Wedding Planners’ ha sido el negocio más frustrante de la pandemia, pues comentan que se han tenido que adaptar a la nueva normalidad, ya no son las grandes bodas con cientos de invitados, sino que han tenido que regresar a lo básico, buscar propuestas sencillas, pero elegantes, “nos meten en apuros, tenemos que ser muy creativos”.
Tras diez años de noviazgo, Karina y Saúl se comprometieron en junio del 2019 y anunciaron que su boda sería el 20 de junio del 2020, emocionados empezaron a planear la boda de sus sueños, buscaron Iglesia, el salón más elegante, el banquete, la música y cuando ya llevaban gran avance se vino la pandemia, angustiados no quisieron cambiar nada, esperaban que todo terminara antes, “fue en abril cuando vimos que no bajaban los contagios y todo seguía paralizado, en ese momento se nos vino el mundo encima, ya hasta las invitaciones teníamos, dijo Karina, quisimos cambiar todo, pero los nervios nos ganaban, llegó un momento en el que dijimos que ya como saliera, no había certeza ni siquiera de una posible fecha, al final nos casamos en septiembre, fue en un jardín, en otra Iglesia y en otro horario, tuvimos que reducir el número de invitados, eso fue lo más difícil porque dejamos fuera a muchos amigos tanto de mi ahora esposo y míos, sólo los familiares más cercanos, nunca nos imaginamos que lo que habíamos esperado por tantos años se vería opacado por un virus raro”, refirió aún con un poco de frustración.
Por otra parte, Carlos y Sofy no quisieron estresarse más, ellos tenían fecha para su boda en julio y se celebraría en la playa, comentan que una agencia se estaba encargando de todo, ellos sólo tenían que ver lo de los invitados, traje, vestido y maletas. Sofy con un tono ya desenfadado nos compartió, “mira, sí pensamos en casarnos este año, pero como siguen las cosas íbamos a tener muchas restricciones, porque sí nos informamos sobre los pros y los contras entonces platiqué con Carlos y le dije que las cosas no iban a salir bien o al menos como las imaginábamos, así que decidimos posponerla para el próximo año, aún no sabemos si en marzo o abril ya que pase más lo de la pandemia y el clima sea más favorable, la verdad sí quiero que mi boda sea como la he soñado y si para eso tengo que hacer un sacrificio pues hay que hacerlo”.
LOS DATOS
De acuerdo con la información del INEGI respecto a los principales resultados de la Estadística de Matrimonios 2018, Aguascalientes registra 7.1 matrimonios por cada mil habitantes mayores de 17 años, las entidades federativas que presentan las tasas más altas de matrimonios por cada mil habitantes mayores de 17 años son Quintana Roo (9.5), Guanajuato (7.8), Sinaloa (7.5) y Sonora (7.4). Las que presentan las tasas más bajas son Ciudad de México (3.8), Puebla (4.1), Baja California Sur (4.2) y Tlaxcala (4.4). Aguascalientes tiene una tasa de 7.1 por cada mil habitantes mayores de 17 años. Durante la pandemia se estima un porcentaje a la baja, sin embargo aún no se han dado a conocer datos específicos.
Durante el tiempo de confinamiento el Registro Civil dio a conocer que los matrimonios que ya estaban programados continuaran realizándose y se informó sobre las medidas estrictas para llevar a cabo el matrimonio, únicamente se estaría permitiendo el acceso de los dos contrayentes y sus testigos, no pueden entrar familiares o amigos a las instalaciones.
Por su parte, las iglesias emitieron su propio protocolo sanitario en coordinación con la Dirección de Regulación Sanitaria, en el que se estipuló que iglesias y centros de culto, de todas las religiones, deberán guardar todas las estrategias y medidas sanitarias que permitan, durante la celebración de las ceremonias, brindar la claridad, seguridad y certidumbre para la población existente, mediante buenas prácticas sanitarias que minimicen el riesgo de contagios por coronavirus Covid-19. Se decretó que, durante la celebración de la Eucaristía, en el caso de la Iglesia Católica, o de cualquiera de las reuniones realizadas por otras relaciones, será obligatorio respetar en todo momento y en todas las áreas, la sana distancia establecidas en 1.5 metros entre cada persona. Se deberán establecer filtros necesarios que permitan el registro de la temperatura; todos los asistentes deberán portar, como requisito indispensable, cubrebocas y utilizar alcohol sanitizante.
Mientras que a los salones de fiesta también se les fue implementado un protocolo para su reactivación y pudieran reanudar sus actividades, entre las recomendaciones figuraron, la capacidad al 50%, la distancia de 1.5 metros entre cada mesa y los invitados deben sentarse con su familia para evitar convivencia entre personas que no viven juntas, o de lo contrario dejar espacios entre las sillas. Así como la prohibición de la pista de baile, por la proximidad entre invitados y mantener cerradas las áreas infantiles.