México, 4 oct (EFE).- La siembra de cempasúchil, tradicional flor para simbolizar el Día de Muertos en México, continúa en el tradicional y mítico pueblo de Xochimilco, en el sur de la capital, con medidas adicionales para evitar contagios de coronavirus y el afán de alimentar, un año más, la relación con el más allá.
La resiliencia florece en los cultivos de esta flor en el sur de Ciudad de México, donde unos 250 productores esperan una derrama de 10 millones de pesos (más de 460.000 dólares) a falta de menos de un mes para que se celebre el tradicional Día de Muertos, el 1 y 2 de noviembre.
En los 20 años que lleva a cargo del invernadero San Marcos, Édgar López ha afrontado diversas crisis, por lo que afirma que su producción anual de 20.000 plantas de la flor de muertos, que empiezan a brotar esta semana, superará la pandemia de COVID-19.
«Nos hemos enfrentado a fluctuaciones por cambios de Gobierno, inundaciones, fuertes inviernos, lo del sismo del 2017, y ahorita nos estamos enfrentando a la pandemia, de cierta manera ya tenemos cierta resiliencia», cuenta López en entrevista con Efe.
UNA TRADICIÓN VIVA
Cempaxóchitl, que en náhuatl significa «flor de 20 petálos», es la planta principal con la que los mexicanos celebran el Día de Muertos, una fiesta indígena con influencia española para honrar a los difuntos el 1 y 2 de noviembre.
México, donde hay 35 especies de esta flor de las 58 de América, sembró 2.561 hectáreas en 2019, el equivalente a 2,3 millones de plantas y 21.380 toneladas, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
El Gobierno reporta el cultivo de cempasúchil en 14 estados, entre los que destacan Guanajuato, Hidalgo, Michoacán y Estado de México, aunque también hay en Ciudad de México, donde Xochimilco concentra el 95 % de la producción de la capital.
«Hace mucho tiempo sí vimos una baja en la producción de cempasúchil, pero en los últimos 10 años yo creo que se ha estado recuperando», explica López.
El sembrador advierte que, además del clima y la crisis económica, las flores afrontan el reto de los productores industriales asiáticos porque el cempasúchil también sirve como colorante de textiles y alimento para pollos.
«Si lo manejamos globalmente, a nivel mundial, sí caímos muy bajo como productores en México, dado que actualmente los principales países que producen cempasúchil son China y la India», lamenta el cultivador.
SOBREVIVIR A LA PANDEMIA
Ahora, los sembradores también deben sobrevivir a la pandemia de COVID-19, que en México acumula casi 79.000 muertos y cerca de 758.000 casos.
La crisis provocó el cierre de panteones en el Día de las Madres, el 10 de mayo, una medida que podría replicarse en el Día de Muertos y afectaría las ventas.
«Como todo mundo se encerró, sí tuvimos ventas bajas, sin embargo, la gente siempre ha seguido buscando sus plantas ornamentales», afirma López.
El sembrador también está preocupado por la salud de los siete trabajadores del invernadero San Marcos, por lo que afirma que siguen todas las medidas que exige la autoridad sanitaria.
«El problema para nosotros va a ser cuando la gente empiece a venir, ahora estamos empezando a anunciarnos y haciendo recomendaciones de que cuando vengan, vengan con su cubrebocas, su careta si es posible, y su gel», explica.
PROTEGER LA HISTORIA
Consciente de la importancia de proteger la historia y la economía, la Alcaldía de Xochimilco apoya a 150 productores de cempasúchil con el programa «Semillas y Material Vegetativo», con el que entregó 300.000 semillas y fertilizante orgánico.
La alcaldía ha prometido que las 14 hectáreas usadas para la producción seguirán con el proceso de cultivo bajo «estrictas medidas».
El jefe del invernadero San Marcos dice que él tomó uno de los 3 millones de «créditos a la palabra» por 25.000 pesos (más de 1.150 dólares) que el Gobierno de México ofreció a micro, pequeños y medianos empresarios.
«Sí nos ayudó mucho porque cuando vendíamos teníamos que seguir trabajando, sacando la producción y, bueno, nos ayudó a pagar más que nada sueldos», detalla.
Para superar la crisis y los empleos que dependen de la flor, López pide a los mexicanos proteger la tradición.
«Nosotros como productores detrás de esto, también hay mucha historia, o sea, somos de Xochimilco, el trabajo nos fue dado desde nuestros tatarabuelos, lo seguimos conservando, a los extranjeros les gustan mucho nuestras tradiciones», concluye.