México, 7 oct (EFE).- Unos 190 millones de personas padecen de dolor crónico en América Latina, pero alrededor del 50 % de los pacientes con diagnóstico no han podido recibir un seguimiento médico apropiado, alertaron este miércoles especialistas.
«Esta situación, además, se ha agudizado debido a la pandemia», aseguró Joao García, presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor, en una rueda de prensa.
García agregó que el dolor es el síntoma que más a menudo conduce al sufrimiento de las personas y es más prevalente que otros síntomas como la ansiedad, la depresión o los mareos.
Aseguró que el retraso en el diagnóstico de esta enfermedad se agudiza debido a situaciones como la pobreza y la baja cobertura de seguridad social.
Aunado a ello, la pandemia por COVID-19 ha orillado a que la mayoría de los centros de salud prioricen la atención del coronavirus, pese a que los pacientes con enfermedades crónicas, incluyendo los que padecen dolor, son considerados población de riesgo por sus trastornos inmunológicos.
Todo ello, apuntó, provoca que en América Latina haya el triple de personas con dolor crónico de las que existen en el resto del mundo. «Al no atenderlos correctamente y a tiempo, su condición empeora y es cada vez más difícil brindarles el alivio que necesitan para continuar con sus vidas», dijo.
AÑOS PARA LLEGAR AL DIAGNOSTICO
«Los pacientes pueden tardar años en recibir el diagnóstico y tratamiento correctos. A pesar de los avances, es un grave problema de salud pública», dijo Argelia Lara, jefa de medicina del dolor y paliativa del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Señaló que ya antes de la pandemia el correcto diagnóstico podía tardar, en promedio, dos años, por lo que ahora podría tardar todavía un poco más.
La especialista explicó que el dolor crónico es aquel que tiene una duración mayor a tres meses y puede ir de leve a severo, a diferencia del dolor agudo, que se presenta de inmediato a raíz de alguna lesión.
Sin embargo, lamentó que, a diferencia de muchas otras patologías, esta es una condición subjetiva, además de que todavía no existen pruebas para detectar el dolor y cada persona puede padecerlo de manera diferente.
Destacó que la falta de educación, de políticas gubernamentales y el alto costo de los medicamentos son las principales causas para que este padecimiento tenga cifras tan bajas de diagnóstico.
El dolor crónico, dijo, limita las oportunidades de ser económicamente productivo, de tener relaciones familiares y sociales plenas y, en conjunto, de llevar una vida satisfactoria.
«De hecho, aproximadamente el 30 % de las personas con dolor crónico tiene dificultades para mantener un estilo de vida independiente y son más propensos a presentar trastornos emocionales,» detalló Lara.