Cancún (México), 27 oct (EFE).- El Caribe mexicano resintió este martes el impacto del huracán Zeta, el segundo ciclón en menos de un mes que golpea la infraestructura turística de la Península de Yucatán, aunque sin dejar heridos o fallecidos.
En la zona hotelera de Cancún, los trabajadores agradecieron el rápido paso de Zeta, que tocó tierra como huracán de categoría 1, aunque lamentaron el efecto en el turismo, que apenas se recupera de la crisis de covid-19 y del paso del huracán Delta, apenas el 7 de octubre.
«Muy bien, afortunadamente con la ocupación que mantenemos ahorita de un promedio de casi del 60 %, no hubo necesidad de mover a nuestros huéspedes, implementamos los protocolos ya establecidos», expresó a Efe José Luis Medina, gerente del Hotel Krystal Cancún.
Zeta, la vigésimo séptima tormenta con nombre y el undécimo huracán de la temporada del Atlántico, abandonó la Península de Yucatán con dirección a Estados Unidos tras tocar tierra en Tulum, ciudad arqueológica del estado de Quintana Roo.
Tanto el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, como el de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, reportaron saldo blanco, aunque la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) mantiene su alerta por rachas de viento de entre 70 y 90 kilómetros por hora y olas de dos a cuatro metros.
También advirtió de «lluvias puntuales intensas» en Yucatán y «muy fuertes» en Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Chiapas.
DESASTRE TURÍSTICO
El golpe de Zeta, que perdió la categoría de huracán tras impactar en la península de Yucatán, llega mientras la crisis sanitaria ha afectado a la industria turística, que aporta el 8,7 % del producto interno bruto (PIB) de México, con Quintana Roo como el principal aportante.
El Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) prevé una caída del 48 % del PIB del sector este año, mientras que la Secretaría de Turismo (Sectur) ha reconocido que esta industria no se recuperará por completo hasta 2023.
Con esto en mente, trabajadores como Clément Baptiste, gerente general del Restaurante Lorenzillos, emprendieron la reapertura de sus negocios apenas salió Zeta de la tierra.
«Algo de paja y poquitos detalles de madera, pero realmente estábamos preparados. La gente aquí sabe cómo resguardar todas las cosas, sabe cómo prepararse para este tipo de fenómeno y sobre todo hacer que el reinicio sea lo más sencillo posible», expuso en entrevista con Efe.
Tras analizar los daños, el Gobierno de Quintana Roo permitió de inmediato el reinicio de actividades y levantó la ley seca.
El gobernador reportó daños menores en la zona de influencia, con el mayor incidente en la carretera de Cancún a Playa del Carmen, que estuvo bloqueada varias horas por la caída de un árbol de gran tamaño.
«Afortunadamente ya fue retirado y desde muy temprano se pudo normalizar la vialidad», indicó el mandatario.
Mientras Quintana Roo tuvo pérdidas de hasta 90 % de energía eléctrica en zonas turísticas, el gobernador de Yucatán reportó la afectación de casi 60.000 usuarios.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó desde su oficina regional de Mérida del despliegue de 1.016 trabajadores electricistas, 123 grúas, 302 vehículos, un helicóptero, 49 plantas de emergencias y 20 torres de iluminación en ambos estados.
HURACANES ACTIVOS
La actual temporada de huracanes del Atlántico podría superar a la de 2005 como la más activa de la historia, si se producen dos tormentas más antes del 30 de noviembre.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) había advertido de una temporada de huracanes «extremadamente activa» con un pronóstico de hasta 18 ciclones para el Pacífico y hasta 19 en el Atlántico con impacto en México.
Apenas el 7 de octubre, la península de Yucatán recibió el golpe del huracán Delta, que obligó al desalojo de cerca de 40.000 de personas ante daños materiales e inundaciones, aunque se debilitó al tocar tierra y no dejó heridos ni víctimas mortales.