El Lic. Ántropo, abogado de don Hamponio, le comunicó: «Le tengo dos noticias, una mala y una buena». «¿Cuál es la mala?» -se inquietó el delincuente. «En la escena del crimen dejó usted gotas de su sangre. Las analizó el forense y lo identificó como el autor del asesinato. Lo aguarda la pena de muerte». «¡Joder! -maldijo don Hamponio-. Y la buena noticia ¿cuál es?». «No tiene usted triglicéridos ni colesterol». Ya conocemos a Pimp y Nela. Él es de oficio gigoló y ella tiene por noble profesión la de sexoservidora. Cuando un cliente de Nela le paga a Pimp él le dice al hombre: «Es un placer hacer negocios con usted». Y ella le dice: «Es un negocio hacer placeres con usted». Don Martiriano, el esposo de doña Jodoncia, acudió una vez más a la Oficialía del Registro Civil. El oficial lo recibió molesto: «¡Por Dios, señor! ¿Cuántas veces tendré que decirle que su contrato matrimonial no tiene fecha de vencimiento?». Yo he sido siempre defensor de la paridad de géneros. Pienso que si no hubiera dos ninguno de nosotros estaría aquí. Sin embargo me parece reprobable que haya quienes ondeando esa bandera, la de la paridad, pretendan obtener provechos nepotistas o resucitar poderes ya perdidos. Malos vientos soplan en un rincón del PRI que el dirigente nacional debe controlar, pues si no lo hace lo perjudicarán a él y al propio partido. Una lección muy sabia del priísmo institucional enseñaba que quien ya bailó debe sentarse y dejar el espacio a otro. Cuando esa norma básica se incumple surgen turbulencias no sólo peligrosas sino también carentes de sentido, sobre todo si ahí donde el agua es agitada las cosas están en paz y han rendido buenos frutos. El próximo año será crucial para el PRI. El tricolor tiene bastiones en Estados donde ha obtenido victorias importantes. A fin de conservarlos debe dejar que los legítimos encargados de ellos -que por lo demás cuentan con el apoyo de la ciudadanía- sigan haciendo su trabajo sin interferencias del pasado. De otro modo el divisionismo que deriva de ambiciones personales puede echar a perder lo ya ganado. Para que el PRI esté en aptitud de prevalecer frente a Morena en los Estados donde le ha ganado debe evitar que aquéllos a quienes se deben esos triunfos tengan que luchar, a más de contra los morenistas, contra enemigos internos que no buscan el bien de su partido, ni menos aún el de esos Estados y sus habitantes, sino su propio interés. Sólo una oposición vigorosa puede tener éxito ante Morena. El PRI lo ha tenido en Estados como Coahuila e Hidalgo. Ese buen éxito se debe a la unidad que el tricolor ha conservado en esas Entidades. Si alguien atenta contra ella no está trabajando para su partido: está actuando en contra de él. Después de dos años de servicio en Afganistán el joven marino regresó a su puerto. Ahí fue recibido con abrazos y besos por su mujer. Después del emotivo encuentro los esposos fueron a un hotel en cuya habitación número 210 tuvieron tres encuentros más. Agotada su emoción se echaron a dormir. Soñando estaban cuando se oyeron fuertes golpes en la puerta y una tartajosa voz gritó en tono destemplado: «¡Ábranme!». Y es que un huésped ebrio se había equivocado de cuarto. «Holy mackerel! -despertó el marino, aturrullado-. ¡Tu marido!». «No seas tonto -murmuró su esposa igualmente adormilada-. Mi marido está en Afganistán». Don Feblicio le contó a su señora: «El médico de la compañía hizo que me quitara la camisa y la camiseta; me revisó y me dio media incapacidad». Le dijo la señora: «Te hubieras quitado lo demás y te habría dado incapacidad completa». FIN.
MIRADOR
Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que creyó tener coronavirus, dio un sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y declaró:
-Algunos malos clérigos me infundieron desde niño el miedo a la muerte y el temor a Dios. Crecí con esos terrores en el alma, y fueron para mí constante pesadilla en mis primeros años.
Dio un nuevo sorbo a su martini y continuó:
-El miedo a morir me lo quitaron los libros: su lectura nos libra de muchos malos miedos. Y el temor a Dios me lo quitó la esperanza en su infinita bondad, en el inmenso amor que a sus criaturas tiene. Ahora pienso en la muerte como en un nuevo nacimiento, y veo en Dios no a un juez severo, sino a un amoroso padre que pone su misericordia por encima de su justicia. Ese pensamiento y esa fe me han permitido llegar al final de mi vida sin temores, en paz con Dios, con mi prójimo y conmigo mismo.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
«…Trump parece haber reconocido su derrota…»
Su nueva actitud entiendo
aunque sea puro papel,
pues ya casi nadie a él
lo estaba reconociendo.