Esa es la palabra que sentimos al ver este fin de semana a miles de hidrocálidos paseando por la ciudad.
Por lo visto, no se ha entendido la gravedad de la situación sanitaria, y muchos aguascalentenses se sienten inmunes a tan terrible enfermedad.
Basta con pasar por el Centro de la ciudad y los centros comerciales ubicados en los cuatro puntos cardinales, para ver la enorme cantidad de gente que anda de allá para acá, mucha de ella sin protección.
Sí, está bien que los comercios tienen en estas festividades la última oportunidad de sacar sus inventarios largamente guardados durante meses, específicamente desde marzo en que se declaró que el Covid-19 llegó a nuestra ciudad y varios negocios lamentablemente tuvieron que bajar cortinas, y los que quedan en pie tienen que recuperar un poco en estas fechas.
El problema de esta situación es que la gente se lanza a buscar los regalitos navideños, el detalle para la familia, para los amigos, los compañeros de trabajo, pero no se ha entendido que no es el momento de hacerlo, incluso negocios, muchos de ellos, trabajan a través de redes sociales y tienen entrega a domicilio, precisamente para que la gente no tenga que salir a la calle en plena pandemia.
Y en este tema hay dos vertientes, la necesidad de reponerse, los comerciantes, de los obligados cierres que ordenaron las autoridades en aras de contener la epidemia, cosa que por supuesto no ocurrió y segundo, se supone que no hay dinero, o por lo menos esa es la queja de muchas personas y que en los hechos parece ser que no es así.
Lo que sobra en este momento en Aguascalientes son dos cosas: lo bueno, dinero para gastar, y lo malo, la gente en las calles.
Y si se respetaran las más elementales reglas de sanidad tal vez no habría problema, la cuestión en sí es que miles andan deambulando por todos lados temerariamente sin cubrebocas y mucho menos con sana distancia.
El tema ya es conocido de sobra, pero por sentido común, vamos a cuidarnos, pues ojalá que sí tengamos una feliz Navidad y un buen inicio de año, pero si por la víspera se saca el día, ojalá que estas festividades las pasemos en casa y no en un hospital, pues también los del Sector Salud tienen derecho a vivir esta época en su hogar, con su familia, y no viendo sufrir y morir a gente hasta cierto punto irresponsable que por no cuidarse tendrá que padecer la enfermedad o agonía en una atestada sala de hospital.
Ojalá nos equivoquemos, pero nuestra salud depende exclusivamente de nosotros, y de nadie más.