Los números son fríos y crueles. El índice de suicidios en aguascalientes creció 290% en apenas 19 años de acuerdo a las estadísticas, y mientras el problema es cada vez más grande y su incremento imparable, la administración pública y la agenda legislativa siguen ‘papando moscas’.
Hoy amanecemos con 183 suicidios, rompiendo el récord del 2019 que registró 181 sucesos. Así, fracasa sonoramente la estrategia implementada por el gobierno del estado en septiembre del año pasado denominada pomposamente ‘Programa Estatal contra el Suicidio “Ponte Vivo”’, que prometía hacer descender el índice anual en -3.3%. Ocurrió justo al contrario, pues de un año a otro el índice se incrementó 1.1%, y aún no termina esta jornada trágica.
En el terreno legislativo también hay importantes deudas. Aún está en la congeladora la iniciativa del grupo parlamentario mixto que buscaba crear la Ley de Prevención del Suicidio del Estado de Aguascalientes. Al ser presentada el 2 de octubre de 2018, buscaba implementar mecanismos y estructura para poder identificar, atender y disminuir la incidencia 99de este dramático fenómeno, pero sólo en iniciativa quedó. Rápidamente fue desechada en comisiones y enviada a la congeladora legislativa, donde duerme el más injusto de los sueños.
Irónicamente, el propio documento reza que el suicidio “representa un gran problema de salud pública que deriva de la precaria salud mental de millones de seres humanos que entre la desesperación, la frustración, la tristeza y el enojo con su sociedad o su entorno, deciden que es preferible dejar de vivir y no padecer los males reales o imaginarios que les aquejan”.