CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) advirtió que de no hacer nada, como una reforma fiscal que ayude a bajar el nivel de la deuda pública ampliada, se corre el riesgo de llegar a una situación explosiva y que las siguientes generaciones nazcan endeudadas. Para el año 2030, estimó que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), que es la medida amplia de la deuda, podría ascender a 69% del Producto Interno Bruto (PIB).
Lo anterior, si se mantienen sin cambios las políticas actuales de ingresos y de gastos, y si no hay un nuevo sistema fiscal que incorpore la perspectiva demográfica de sexos, edades y grupos de ingreso, alertó. «Si en el siguiente año, el 2022, tenemos un déficit presupuestario que aumente la deuda, vamos a estar a la par del costo financiero. Así nos la iríamos llevando y esto podría ser una situación explosiva; de no hacer nada sería una situación explosiva», advirtió el investigador asociado, Ricardo Cantú.
Durante la presentación del estudio «Deuda Pública, efectos generacionales y proyecciones a largo plazo», sentenció que dejar que eso suceda en los próximos cinco o 10 años será un problema. «El mayor riesgo que podemos tener es que las siguientes generaciones nazcan endeudadas, nazcan con compromisos fiscales superiores a su capacidad productiva o incluso con obligaciones en las que no se vieron beneficiados de años anteriores como emisiones de bonos a 100 años», estableció. Serán generaciones que no podrán tener la posibilidad de un nivel de gasto público como el actual, matizó. «Todavía no llegamos ahí, es una proyección, pero se pueden hacer cambios pronto, sino lo hacemos en esta década los efectos podrían ser mayores para las siguientes», puntualizó.
Por su parte, el director del CIEP, Héctor Villareal, advirtió que lo peor que nos podría suceder es que se haga una reforma fiscal «chiquita» porque nos metería más presión a las finanzas públicas al estar cuadrando cada vez con un déficit. De acuerdo con proyecciones del Centro, a partir del año 2029, el gasto público comenzará a crecer más rápido que los ingresos que se perciban mediante el pago de impuestos, dada la transición demográfica que significa que la población mexicana está cambiando de una con personas relativamente más jóvenes a otra con una mayor concentración de adultos mayores.