La alerta del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), emitida ayer al medio día, disparó todas las alarmas empresariales, políticas y sociales. Despertó la parte preocupona de los mexicanos y provocó una súbita concientización del valor de la energía eléctrica que se convirtió, en cuestión de horas, en una avalancha de compras de pánico, burlas en las redes sociales y una expectativa que nunca llegó a cumplirse… afortunadamente.
Para nuestro estado fue una advertencia que caló hondo en el ánimo colectivo, y generó la movilización de empresas para asegurar su suministro eléctrico para su operación, y las compras de la población en general para evitar quedarse sin luz. La advertencia era contundente: a partir de las 6 de la tarde a las 11 de la noche, tiempo del centro del país, habría apagones en Aguascalientes, Colima, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas. Más contundente, imposible.
Mientras la ciudadanía se movilizaba para no quedarse en penumbras -pues la experiencia en los estados del norte no indicaba otra cosa- fue masiva. En el programa INFOLÍNEA, con Lucero Álvarez, decenas de radioescuchas preocupados advertían que habrían de tomas todas las previsiones y precauciones para poder sobrellevar la contundencia del anuncio de la CENACE.
Las empresas no sólo se quejaron por medio del Consejo Coordinador Empresarial de Aguascalientes, sino que comenzaron de inmediato a activar planes de contingencia para poder paliar, o de plano sustituir, el suministro eléctrico de la Comisión Federal de Electricidad por vías alternas. La venta de plantas eléctricas portátiles hizo volar ese tipo de suministros en cuestión de horas, de acuerdo a las tiendas especializadas.
Antes de que llegara la hora fatídica, comenzaron los reportes de fallas eléctricas que pusieron aún más sabor a la tensión y preocupación de los ciudadanos. En múltiples domicilios los usuarios se quejaron de afectaciones en sus aparatos eléctricos por las fallas en el suministro, algunos comercios e incluso algunas plantas industriales se vieron obligadas a suspender de manera anticipada sus actividades del día, afectando ventas y la producción, ante la incertidumbre de los apagones que se avisaron desde el mediodía y que se presentaron por zonas y por períodos de tiempo que fueron desde los 20 minutos y hasta las 2 horas o más, “según la capacidad de respuesta de las cuadrillas técnicos de la Comisión Federal de Electricidad”.
La Comisión Federal de Electricidad, inusualmente rápido, le endosó la problemática al CENACE, quien a su vez se encargó de avisar a través de las redes sociales que Aguascalientes no quedaría exenta de los cortes del suministro del fluido eléctrico, sin clarificar las causas del problema que generó malestar entre la población y los dirigentes de organismos empresariales. Sin entrar en detalles, el organismo aseguró que los cortes de carga rotativos contribuyen al balance carga-generación, programando interrupciones controladas para evitar afectaciones mayores en el Sistema Interconectado Nacional.
Llegó la hora. A las seis no faltaron los ciudadanos que levantaron la mirada a los focos, a las luminarias y a sus negocios… y nada. Todo siguió normal a las siete, a las ocho, a las nueve y mucho después. Los cortes eléctricos que se registraron fueron mínimos en algunas partes del norte de la ciudad, restableciéndose el servicio en cuestión de minutos. Hubo un corte eléctrico en el oriente de la ciudad en la zona de la Policía Estatal, pero apenas duró unos minutos.
La ‘decepción’ dio paso al alivio, y luego a las críticas. La tormenta de memes dio pie a las especulaciones, y mientras el empresariado local respiró con más tranquilidad, los ciudadanos dieron rienda suelta a la imaginación en las redes sociales. La actividad volvió a la calma y la gente retomó sus actividades.
Poco antes de las nueve de la noche, la CENACE emitió un nuevo comunicado en el que informaba, ahora sí con más cautela, que los cortes serían breves, focalizados y que no habría masividad en su ocurrencia, pero ya para entonces era tarde, pues los aguascalentenses, inmersos en sus actividades, ya estaban en lo suyo.