(EL UNIVERSAL).- «En cada respiro me juego la vida», por lo que el temor de sufrir un apagón y perder el oxígeno que le da un concentrador es latente para Adán Atayde Sánchez, un sobreviviente de Covid-19, que hoy junto con su familia busca un tanque de oxígeno que le permita no sólo enfrentar un corte de energía eléctrica, sino además tener mayor movilidad.
Adán Atayde es un cronista urbano y reportero mexiquense. En diciembre pasado empezó un episodio traumático cuando su hermana, su madre y él enfermaron de Covid-19 en la casa familiar de San Lucas Patoni.
El 9 de diciembre vio morir a su hermana Mónica, quien era ingeniera agrícola; cuatro días después, Adán entró en crisis al tener una saturación de oxígeno en la sangre menor de 50 por ciento, cuando lo normal es 95 por ciento, por lo que su esposa e hija peregrinaron con él en una ambulancia por varios hospitales del Valle de México desde Tlalnepantla, Zumpango, Coacalco y Tecámac, en busca de atención médica por la saturación hospitalaria, para finalmente ser atendido en el hospital general regional 196 del IMSS en Ecatepec.
Cuando él estaba intubado, el 14 de diciembre, murió también por Covid-19 Pachita, como Adán llamaba a su madre Francisca Sánchez García de 96 años de edad, en una experiencia que «psicológica y emocionalmente te merma», afirmó reflexivo.
Ahora en el proceso de recuperación, Adán vive la angustia de no poder moverse a más de 30 centímetros del concentrador de oxígeno del que depende para poder respirar, después de que como reportero urbano recorrió calles y kilómetros en los municipios metropolitanos del Valle de México.
«Dependo de un enchufe de luz, pues tengo que estar conectado 20 horas al día y el temor de que se vaya la energía eléctrica es latente”, por lo que ha tratado de conseguir un tanque de oxígeno, “pero están muy caros y difíciles de conseguir, en esta zona no hay de 6 litros y en internet los ofrecen en 6 mil 500 pesos», aún con conocidos en Infra ha sido difícil, reconoció Atayde al hablar de su objetivo inmediato.
Después de 36 días de estar hospitalizado, 15 de ellos en terapia intensiva y conectado a un respirador, Adán relató su experiencia en la que tuvo cuadros de delirio en los que alucinó con seres oscuros que lo llevaban por un sendero sin luz del cual sobrevivió gracias a lo que él llama sus ángeles, Angy su esposa y Aura su hija.
Además Adán Atayde está agradecido por la solidaridad de sus compañeros «acatlecos», pues él es egresado de la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva, de la hoy Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM y de amigos de Tlalnepantla, así como del personal médico del hospital 196 del IMSS quienes «son ángeles de la vida, se la están rifando, mi agradecimiento a ellos que aún en condiciones adversas están dando la batalla en esta pandemia tan terrible y tan canalla, arreglando los ventiladores hasta con cinta adhesiva».
«Gracias a ellos el 11 de enero celebré mi cumpleaños número 60 aún en el hospital», afirmó el cronista urbano de Tlalnepantla, quien ahora trabaja todos los días en su terapia de recuperación que le permitan recobrar su capacidad pulmonar y de movimiento.