CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- Las cuarentenas prolongadas ya no funcionan, como fue al principio de la pandemia por Covid-19, pues ese fue un remedio mientras surgía la vacuna, afirmó el profesor asociado del departamento de Economía de la Universidad de los Andes, Andrés Zambrano. «Las cuarentenas son útiles al principio, pero después de unos meses dejan de serlo y pueden dañar otras dimensiones como la libertad», manifestó al presentar el estudio «El papel de la informalidad durante Covid-19».
Durante el seminario web: «Covid-19 efectos de la pandemia en el mercado laboral», organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el experto aseguró que es mejor hacer confinamientos focalizados, con lo cual disminuye el costo económico. «Las cuarentenas reducen la actividad económica en las primeras semanas, lo malo es que después de dos o tres meses la reacción en la actividad económica es similar a la que si no hubiera; preferimos que sean cuarentenas sectorizadas y no generalizadas», consideró.
Estableció que si bien la vacuna permitirá disminuir el riesgo de contagio, cuando se va alcanzando la inmunidad de rebaño, la gente va a tener menos miedo de salir a la calle al realizar su actividad económica. «Sin duda nos va a ayudar a recuperarnos más rápido (la vacuna), de ahí que la idea del confinamiento inicial era evitar que se saturaran los hospitales y mientras nos preparábamos para darle tiempo a la llegada de la vacuna», señaló.
Andrés Zambrano refirió que en anteriores crisis, la informalidad absorbió los empleos perdidos en el sector formal; al contrario ahora está sufriendo un impacto por las cuarentenas. Lo anterior, se debe al miedo que tiene la gente de consumir bienes del sector informal porque acarrea un riesgo de contagio mayor a diferencia de acudir a un súper mercado, expuso. Por esa razón, afirmó que la crisis actual es distinta a otras. El análisis que presentó incluyó los casos del mercado laboral de Perú y Colombia.
La economía peruana se destaca por tener un sector mayor informal, en el que acuden más a abastecerse de alimentos, apuntó. «La canasta típica que consumen los peruanos es más informal porque tienen mayor exposición al nuevo virus al acudir más a las los tianguis o mercados», ponderó. También hizo ver que los impuestos a la nómina son más altos en Colombia, cercanos al 30% que deben pagar las empresas por contratar empleados, mientras que en Perú del 17.5%.