De la sorpresa a la indignación, y de la indignación a la impotencia. Esa fue la montaña rusa de emociones a la que se enfrentaron miles de hidrocálidos que se quedaron atorados entre las demandas de los camioneros y la intransigencia de las autoridades ante la protesta nacional que llevó a cabo la Asociación Mexicana de Transportistas A. C. (Amotac), que desquició por completo a la ciudad.
La pesadilla comenzó desde las 07:30 de la mañana, cuando en la carretera 45 sur, a la altura de la gasolinera Morita, comenzaron a aglutinarse los transportistas, encabezados por José Luis Guillén, quienes sin mediar palabra empezaron a organizar los tractocamiones en línea para, a las ocho en punto, atravesarlos en la vialidad ante el azoro de los automovilistas.
La policía vial del municipio fue la primera en responder a los reportes, pero al llegar al lugar nada pudieron hacer, salvo conocer de viva voz del dirigente local que la protesta era “en contra de las extorsiones por parte de la Policía federal, el alto costo que debemos pagar por el uso de las vialidades y la inseguridad que vivimos día a día en las carreteras de México”, quien además advirtió que la protesta habría de durar hasta las 22:00 horas de ayer, lo que puso los pelos de punta a más de uno.
Sólo quedó abierto el carril izquierdo, en circulación norte–sur, por lo que a la Policía de Movilidad Vial no le quedó más remedio que abanderar el lugar y, con el uso de cuatro motociclistas y cinco unidades operativas, hacer lo posible por advertir a los desesperados automovilistas que era mejor usar vías alternas.
De esa forma, se montó un operativo para intentar desviar el tránsito y evitar el congestionamiento, sobre todo cuando los inadvertidos llegaban a la Avenida Siglo XXI y la salida México, donde se les exhortaba a mejor utilizar la Avenida Mahatma Gandhi, la Avenida Héroe Inmortal o la Avenida de los Maestros, o ya de plano mejor hacer planes para otro día, pues la cosa estaba bastante mal para cuando el mediodía descargaba inclemente los rayos del sol sobre los desesperados que estaban completamente atorados entre las vialidades cerradas.
Poco antes de las 21:00 horas, en el noticiero INFOLÍNEA, con Antonio Zapata, se dio cuenta del paulatino retiro de las unidades que estorbaban el paso, para luego dirigirse a paso exasperantemente lento hacia la ciudad de León, a donde el dirigente los mandó para entablar “mesas de negociación con la autoridad competente”. Y mientras eso sucedía, miles de horas tiradas a la basura, miles de citas sin atender, centenares de toneladas de productos sin entregar y millones de mentadas de madre se evaporaron en el cielo nocturno de Aguascalientes.