Antier, como amanecimos con la terrible tragedia del colapso de la Línea 12 del Metro que dejó 25 muertos y decenas de heridos, pasamos por alto un atroz crimen que sacudió a Aguascalientes.
Un sujeto, supuestamente adicto a las drogas, asesinó con lujo de violencia a su novia de 15 años, convirtiéndose en un nuevo feminicidio en nuestro Estado, siendo el quinto en lo que va del año.
Asombra y preocupa la saña con la que se han cometido estos crímenes en contra de mujeres, pues esta adolescente, que tenía reporte de desaparición, fue apuñalada en nueve ocasiones; otra de las víctimas estaba embarazada, lo que no le importó a su asesino y la descuartizó; una más fue tirada en la carretera 45 Sur; una joven fue masacrada a golpes y una mujer de la tercera edad fue degollada en un asalto en su propia casa.
Hace no mucho tiempo, una niña también fue degollada por el novio adolescente, lo que debería poner en alerta a los padres de familia, pues a tan corta edad les permiten relacionarse con sujetos capaces de cometer las peores atrocidades, y lo que es peor, contra las personas que, según ellos, aman.
Dice un famoso dicho que los golpes ‘ingren’, lo que por supuesto no es verdad, sino que son una agresión vil, un acto degradante y que merece la cárcel, pero muchas veces, por las razones que sean, las mujeres permiten ser maltratadas. ¿Miedo, vergüenza, amor?, sólo ellas saben sus razones.
Pero este problema no sólo ocurre localmente, hemos visto en los últimos tiempos que varias mujeres son arrojadas de autos por sus parejas o esposos que tuvieron un arranque de celos y, literal, las avientan a la calle, pero cuántos casos más ocurren a lo largo y ancho de todo el país y muchos de ellos, lamentablemente, terminan en tragedia.
Casos muchos, consecuencias pocas, pero se supone que el origen de este violento comportamiento tiene un trasfondo e inicia a temprana edad, pues los niños suelen repetir lo que ven en casa, por lo que unas buenas bases morales, cosa que se antoja imposible en este mundo tan convulso, sería la contención para estos energúmenos que destrozan familias, las de las víctimas y las propias, pues todas cargan el pesado lastre de la violencia.
En realidad nadie sabe por qué a últimas fechas se ha disparado este fenómeno de violencia contra ellas, o tal vez será que ahora estas acciones se hacen visibles, pero totalmente inadmisibles, por lo que quien cometa algún acto contra ellas por su género debería pagar con cárcel, pero lamentablemente muchas mujeres perdonan a su agresor ‘porque lo aman’, ‘es que me quiere’, ‘es por mi bien’, ‘va a cambiar’ y demás pretextos, por lo que la cadena de violencia se perpetúa a través de los hijos, quienes serán los golpeadores del mañana, y las hijas, las víctimas de estas acciones.