El gobernador se cura en salud y afirma que las obras que se han realizado durante su administración están bien hechas, esto en alusión a lo ocurrido en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México.
Pues por el bien de él, pero sobre todo, de la población, más vale que así sea, aunque para ser honestos alguna falla deberán tener, que se haya solucionado es otra cosa, pero para ejemplo se tiene el paso a desnivel en la Alameda, que siempre está mojado porque se trasmina el agua.
O bien, el paso a desnivel de Guadalupe y Segundo Anillo, ya que muchos automovilistas aseguran que está mal trazado, lo que ha originado no pocos accidentes, muchos de ellos de consecuencias trágicas; aunque aquí también vale la pena no responsabilizar totalmente al Gobierno, pues también es consecuencia que muchos agarran esa y de hecho todas las avenidas, como pistas de carreras.
O qué tal el distribuidor vial de Las Américas, donde en tiempo y forma hemos documentado las anomalías que se presentaron antes y después de su inauguración.
Ejemplos muchos, pero no olvidemos que por el simple uso las obras se van desgastando, mostrando fallas estructurales que salen a través del tiempo y si no se les da mantenimiento, pues empeora la cosa.
Aquí lo verdaderamente importante es que las obras las realice gente preparada, no improvisados, que las licitaciones las ganen empresas que sí están capacitadas y con todos los recursos humanos y técnicos para que no pasen accidentes como el de la mencionada Línea 12, o el socavón ocurrido en Cuernavaca, por mencionar algunos. No se vale que las obras las realicen por recomendaciones o amiguismo, no, eso puede desencadenar un accidente como el de la Ciudad de México.
Incluso, como ya se ha mencionado, mucha gente ya había denunciado las anomalías en la Línea 12 y nadie les dio voz, con los resultados ya por todos sabido.
De hecho al día siguiente de la tragedia del Metro, en Santa Catarina, Nuevo León, reportaron la caída de una trabe en un puente, lo que pudo causar más muertos.
Y esto ocurre lamentablemente a lo largo y ancho del país, pues las obras de relumbrón las presumen, pero ya después se olvidan de ellas, pero Gobiernos van y vienen, de todos los partidos, y las dejan caer, no les dan seguimiento desde su construcción con las consabidas consecuencias.
Por eso no hay que presumir, hay que asegurarse de que las obras realmente se realicen y queden bien, con materiales de calidad, con mantenimientos oportunos, pues quien las costea es el pueblo con sus impuestos y no se vale que quienes paguen ese tipo de negligencias en esos accidentes, no, accidentes no, sino crímenes de esa naturaleza, sean ellos mismos, los ciudadanos.