El ambiente político se está tensando de más a pocas semanas de las elecciones, lo que pone en alerta al país.
Ayer en la tarde fue asesinado el candidato a la Alcaldía de Cajeme, Sonora, por Movimiento Ciudadano, Abel Murrieta, y lo peor, a la vista de todos, ya que hacía actividades de proselitismo en el centro de la ciudad y cuando elementos de seguridad de los tres niveles de gobierno resguardaban el área; en el ataque directo también fue lesionada una de sus colaboradoras.
El candidato, quien había sido procurador de Justicia en Sonora, no era nuevo en la política, pues a la par de sus litigios como abogado, y que por cierto era el representante legal de la familia LeBaron, ya había sido diputado local y federal.
Este crimen político viene a enrarecer aún más el ambiente en todo el país, en unas elecciones marcadas por otros hechos de sangre, varios de ellos trágicos, además del inédito enfrentamiento entre el árbitro electoral y el Presidente, la judicialización de varias candidaturas, la caída de otras tantas y lo que se vaya acumulando.
No pintan bien estas elecciones por muchas cosas, desde la aceptación del mandatario de su injerencia en estos temas, lo que por ley está prohibido y que expertos aseguran que el mandatario está detrás de la demanda que enfrentan los candidatos punteros al gobierno de Nuevo León, que ya dejaron muy atrás a la candidata de Morena y que aseguraban se llevaría de calle el voto popular.
Mención aparte merecen Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, también morenistas, que por presentar irregularidades en sus declaraciones, perdieron las candidaturas, aunque a Salgado no le fue tan mal, pues logró imponer a su hija como su sucesora.
También los candidatos, muchos de ellos, dan de qué hablar y mucho qué desear, pues hay desde los totalmente improvisados pero populares, como actores, actrices, cantantes, deportistas, youtubers, influencers, ex-reinas de belleza y hasta Paquita la del Barrio, quienes pretenden ser representantes populares, en un acto legal pero totalmente fuera de contexto, pues no tienen la preparación adecuada para ocupar los puestos donde tendrán a disposición recursos a manos llenas y el compromiso de velar por los intereses de la ciudadanía.
¿Las campañas? como siempre, llenas de lodo, de ataques, pero algunas hasta risa dan por lo ridículas que son, con candidatos bailando, cantando, haciendo ejercicio, en fin, una serie de cosas que no causan empatía, sino burla.
Pero cuando la sangre llega, opaca todo lo demás, son actos crueles que vienen a desestabilizar aún más a México, pues aunque las autoridades tiene otros datos y casi pintan al país color de rosa, la realidad es otra, basta con ver alrededor.
Este inédito proceso electoral, el primero en tiempos de pandemia y el más grande de la historia, es también uno de los más polémicos, pero también el más sangriento y cuidado con eso, pues cualquier cosa puede pasar.