Se siente un ambiente enrarecido en el país con todo lo que está pasando en Tamaulipas, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador encabeza una cacería en contra del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, aunque asegure lo contrario.
Seguramente el enfrentamiento no terminará aquí, pues va en serio y después de que se logró que se emitiera una orden de aprehensión en contra del mandatario, el mismo jefe del Ejecutivo anunció que de hecho toda la familia está en la mira del FBI por diversos delitos.
El asunto va escalando, y ayer la Fiscalía General de la República solicitó formalmente la intervención de la Interpol, para que circule en todo el mundo la ficha roja para detener al gobernador en donde se encuentre, porque tendrá que enfrentar a la justicia por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero.
Hay quienes aseguran que García Cabeza de Vaca no ha salido del Estado que gobierna, y parece ser verdad, a deducir por el blindaje espectacular que rodea a la Casa de Gobierno, que prácticamente está cercada por policías estatales, por lo que el ambiente está lo que sigue de tenso en esa Entidad.
Uno de los hombres de mayor confianza y cercanía a López Obrador, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, aseguró que hay elementos suficientes para que la Cámara Alta inicie el proceso de declaratoria de desaparición de Poderes en Tamaulipas, lo que sería un escándalo de grandes proporciones por todas las implicaciones que esto conlleva.
Y aunque ya se sabe lo proclive que es el Presidente a intervenir en todos los asuntos de interés nacional, aunque la ley se lo impida, baste con recordar el caso Nuevo León, donde de plano se lanzó contra los candidatos punteros; el de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde logró ampliar, bajo amenazas que se prolongara el mandato del magistrado presidente un par de años más; su abierto enfrentamiento contra la autoridad electoral y particularmente contra el consejero presidente Lorenzo Córdova; sus ataques contra los organismos autónomos y otros tantos frentes de batalla que tiene en sus dos años de Gobierno, esto sobrepasa todo y el ambiente está más que enrarecido en Tamaulipas y, de hecho, en casi todo el país, pues estamos a muy pocas semanas de las elecciones más grandes de la historia de México.
Pero como lo hemos visto en las semanas más recientes, la intervención del Presidente es total en todos los aspectos, lo que no pinta nada bien, pues aunque se supone que no debe intervenir, es todo lo contrario, y en este asunto de Tamaulipas todavía se tiene mucha tela de dónde cortar.