Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador dice una y otra vez que su política de ‘abrazos, no balazos’ va a contener al crimen, la dura realidad le demuestra que no es así.
Ayer, a los atribulados habitantes de Aguililla, Michoacán, que, literal, viven sitiados por el crimen organizado los exhortó a que lo ayuden a conseguir la paz, a que no tomen el camino de la violencia y que no se dejen manipular por los grupos criminales.
Pero pues las cosas no son así.
Casi todo el país está bañado en sangre, no son nuevas las historias de masacres, asesinatos, feminicidios, violaciones, ejecuciones, desaparición forzada de personas y todo lo que se pueda imaginar, pero en lo que va del sexenio no se ha dado un golpe fuerte al crimen organizado, aunque sí a los delincuentes de cuello blanco, que es el objetivo del jefe del Ejecutivo.
Y cuando se pudo, no se quiso, recordemos el tan comentado hecho en el que fue capturado uno de los hijos del ‘Chapo’ Guzmán, quien a las horas fue liberado, y las autoridades casi le pidieron perdón.
Mientras que la Federación presume las capturas de los altos mandos, como el de Luis Cárdenas Palomino, quien fuera mano derecha de Genaro García Luna en el sexenio de Felipe Calderón, el baño de sangre continúa a lo largo y ancho de la República Mexicana y no es que no sean de importancia estas detenciones, sino que el grueso de la población sigue siendo víctima de la delincuencia.
Datos duros lo comprueban: México registró el domingo el doceavo día con más de 100 víctimas de homicidio doloso en lo que va del sexenio de López Obrador, la mayoría de ellos sucedieron en Guanajuato, Michoacán y en el Estado de México.
No vayamos más lejos: ayer, aquí mismo en Aguascalientes, una mujer fue ejecutada en su casa por varios sicarios, y todo parece indicar que la mataron por andar en malos pasos, pues supuestamente se dedicaba al narcomenudeo, y casos como éste se repiten una y otra vez y, por supuesto, casi nunca caen los culpables.
Y estas historias se repiten, sólo cambian de escenarios y protagonistas: el padre de familia que asesinó a sus tres hijos y luego se suicidó, sólo para causarle daño a la madre; la muerte de Polly, una jovencita que fue arrollada intencionalmente por un briago conductor; las masacres que una y otra vez suceden en Guanajuato; qué decir de la matanza de civiles en Reynosa, donde fueron asesinadas al azar por un grupo de maleantes, y lo que pasa en Zacatecas es espantoso, pero eso merece un análisis aparte.
En fin, mientras la cabeza de esta nación piense que con abrazos y no balazos se reducirá la violencia en el país, esto seguramente no sucederá, lo que ocasionará, ya lo estamos viendo, que el crimen se enseñoree y siga teniendo a la población como rehén.