“Una dictadura es un estado en el que
todos temen a uno y uno a todos”.
Alberto Moravia
“La caballada está flaca” es una frase atribuida a Rubén Figueroa Figueroa, sanguinario cacique de Guerrero que gobernó su Estado en el período de 1975 a 1981. Siendo gobernador expresó la famosa jerigonza para referirse a su partido, el PRI, porque a su juicio no existían candidatos de peso completo para la elección presidencial. La frase se ha inmortalizado en la jerga política.
Viene a colación porque en la elección del 2022 en Aguascalientes, la caballada está flaca, excepción hecha del PAN, que tiene dos contendientes de peso completo; Tere Jiménez y Toño Martín del Campo.
El nonagenario partido que gobernó el país y Aguascalientes por décadas envejeció y enfermó de un mal terminal: La “corrupción”. Para paliar el entuerto creado, se gestó el relevo generacional en la figura de la coloquial frase bebe-saurios. ‘El nuevo PRI’, encabezado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto y sus gobernadores, nacieron con el ADN de los dinosaurios y “la corrupción”, y la remasterizaron.
El PRI fue la creación perfecta de los generales resultantes de la revolución, diseñado para perpetuar el poder y el control político a través de un instituto cuyos estatutos no escritos señalaban disciplina absoluta al tlatoani en turno para mantenerse en la silla presidencial sin golpes de Estado. Por ello, nuestro sistema político fue denominado “La dictadura perfecta” por Mario Vargas Llosa en agosto del año de 1990, en un programa televisivo que moderaba Enrique Krauze. Ahí mismo vaticinaba Octavio Paz la debacle del PRI si no se democratizaba; “el partido hegemónico… está en crisis, en vías de de-saparecer si no se transforma. El dilema para el PRI es muy claro: o se transforma y se democratiza, o bien desaparece”.
La férrea dictadura y la búsqueda de democratización motivó al entonces dirigente del PRI, Carlos Alberto Madrazo Becerra (padre de Roberto Madrazo, ex-candidato presidencial), a intentar una reforma al instituto político, proponiendo que los candidatos fueran elegidos mediante una elección interna, y creó una “Comisión de Honor” para investigar y castigar la corrupción política. Sus acciones lo enemistaron con el entonces Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz (que lo había designado presidente del PRI) y terminó renunciando. A su salida, gestó un movimiento de reflexión entre militantes. Su osadía le haría perder la vida en un accidente aéreo, cuando el avión en el que viajaba se estrelló a las 8 de la mañana en el cerro de Tres Picos de la Serranía del Frayle, a las afueras de la Ciudad de Monterrey, accidente del que se tiene la teoría fue ocasionado, porque testigos manifestaron escuchar una explosión previo a la caída del Boeing 727X-SEC.
Otra pretendida democratización del PRI concluyó con la salida de Cuauhtémoc Cárdenas por considerar que su partido se había alejado de los principios que dieron origen a la Revolución Mexicana. Se convirtió en candidato a la presidencia de la república por el Frente Democrático Nacional (FDN) conformado por la coalición de partidos como el PARM, PPS, PFCRN, PSD y PVM, así como otras organizaciones. El desenlace es conocido; la caída del sistema implementada por Manuel Bartlett Díaz (hoy Morenista y director de la CFE), cuando observó que Cárdenas llevaba delantera, con la maniobra Carlos Salinas de Gortari sería el ganador de la elección de 1988. Al siguiente año se forma el Partido de la Revolución Democrática (PRD), a donde concurrió un nutrido grupo de priístas que no supieron aprovechar la oportunidad histórica para alcanzar el poder, sólo un dimitente del PRD, Andrés Manuel López Obrador, visualizaría los errores del neo-partido, se saldría y terminaría formando su propio partido, MORENA, que alcanzó el poder en un tiempo meteórico, mientras que el PRI se desmoronaba.
En Aguascalientes, el penúltimo gobernador de la égida del priato no supo retener el palacio por su trato despótico y arrogante, el PAN los despojó sin problema en la persona de Felipe González González, doce años después de la pérdida del poder estatal vendría a la silla otro priísta, no por méritos del partido, sino por la voluntad del gobernador panista Luis Armando Reynoso Femat, quien apoyó al candidato Carlos Lozano de la Torre hasta hacerlo gobernador. Lozano de la Torre tomó el control del partido designando como presidente estatal a un hombre sin capacidad política ni organizativa, el partido fungió como simple oficialía de partes de palacio, terminando con la diáspora de los pocos grupos interesados en renovar, oxigenar y dar continuidad al partido, mientras que Carlos repitió la operación “traición”, apoyando a Martín Orozco, candidato del PAN, al no tener empatía con la candidata del PRI Lorena Martínez.
Hoy el PRI no tiene bateadores con porcentaje bateo, no comparados con dos del PAN. De acuerdo a la casa encuestadora Varela y Asociados en su encuesta de junio, Lorena Martínez Rodríguez registra el 37 por ciento de las preferencias dentro de ese partido para ser la candidata a la gubernatura que se renueva el próximo año. Blanca Rivera Río el 21 por ciento, pero cuando se mide contra el PAN no dan los números; si se carea con Tere Jiménez, registra el 34 por ciento de las preferencias para ser la próxima gobernadora versus 15 por ciento de Lorena. El mismo ejercicio, pero con Toño Martín del Campo, da el mismo resultado, Toño 43 por ciento contra 15 por ciento de Lorena.
El mismo ejercicio realizado por la empresa TResearch en su medición de julio, arroja que si el PRI tuviera que elegir a su candidato, Blanca Rivera debiera ser con el 27.7 por ciento de las preferencias, contra el 20.9 por ciento de Lorena.
Donde resultan un empate entre Lorena y Blanquita es en la medición que realizó la empresa Numerus a principios de julio, 30 por ciento para ambas.
Una más, la empresa Cripeso señala en su medición del julio a Lorena como la posible abanderada con el 33.19 por ciento versus 13.34 de Blanca Rivera. Cuando preguntan quién preferiría fuera el gobernador, la respuesta es Lorena con el 10.59 por ciento mientras que Blanca acumula el 1.49 por ciento. En todos los casos muy abajo las dos de los punteros Tere y Toño del PAN.
Si medimos a los partidos, cabe metafóricamente hablando decir que Aguascalientes es panista, veamos dos mediciones de julio; la empresa TResearch midió las preferencias ciudadanas, al PRI lo ubica en tercer sitio (13%), por debajo de Morena (19%) y muy alejado del PAN (57%). Mientras que la empresa Cripeso otorga el 63.31% al PAN y el 8.68% al PRI.
No cabe duda, la caballada está flaca en el PRI.