“El día que yo no exista no va a
mermar el tráfico de drogas.”
Chapo Guzmán
“De acuerdo con las investigaciones, durante el sexenio de Felipe Calderón el Cártel de Sinaloa compró en varios millones de dólares la secretaría de Estado denominada Secretaría de Seguridad Pública Federal para que García Luna –un viejo conocido suyo a quien llamaban ‘El Licenciado’– ocupara el cargo”. Cita un fragmento del artículo Cárdenas Palomino. ¿Y el narco?, escrito por el periodista especializado en temas de narcotráfico Ricardo Ravelo.
La revelación es demasiado fuerte y trascendente, porque la 4T ha realizado una embestida en contra de los expresidentes, con énfasis en Calderón, acusando López Obrador –con toda razón- a García Luna de la descomposición de la Policía federal, razón y motivo de gestar la Guardia Nacional compuesta en su mayoría de militares, de los que argumenta López, son incorruptibles.
La detención de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán deshojó la margarita, durante el juicio del famoso capo en la corte de Brooklyn, un exmiembro del Cártel de Sinaloa, Jesús “Rey” Zambada, contó que entregó a García Luna en un restaurante, dos maletas con entre seis y ocho millones de dólares en sobornos en 2005 y 2007. La declaración daría pie a que Genaro García fuera detenido en Dallas (Texas) en diciembre del año 2019. Luego de leerle los cargos que se le imputan y declararse inocente, fue trasladado a Nueva York. Fue acusado de pertenecer a una empresa criminal desde el lejano año 2001, con un agravante, traficar al menos 53 toneladas de cocaína, falsedad de declaratoria y tres más por narcotráfico. Quien lleva su caso es el duro juez Brian Cogan.
Genaro García Luna era un funcionario de alto nivel en el Gobierno de México, del año 2001 al 2005, dirigió la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) de México, encargada de luchar contra la corrupción y el crimen organizado; de 2006 a 2012 fue secretario de Seguridad Pública del Gobierno con Felipe Calderón, y tenía bajo su control la Policía federal (también desaparecida).
Narra Ravelo en otro pasaje de su artículo, que el 25 de junio del año 2012, a las 8:30 de la mañana un avión de Aeroméxico procedente de Lima, Perú, arribó a la terminal aérea. Traía media tonelada de cocaína. La Policía federal –se dijo entonces– vigilaba que todo estuviera en orden, aunque en realidad custodiaba el cargamento. Así operaban los hombres de Genaro García Luna en la terminal aérea. La droga pertenecía al Cártel de Sinaloa. Mientras el avión arribaba, en el área de comida rápida unos policías federales adscritos a la terminal, quienes estaban bajo el mando de Luis Cárdenas Palomino, comenzaron a discutir. La riña subió de tono, los agentes sacaron sus pistolas y comenzaron los disparos. El saldo fue tres uniformados muertos. El grupo de Cárdenas Palomino pretendió sobornar a otro grupo de agentes que no querían colaborar, según se dijo. Aparentemente nunca se pusieron de acuerdo con el monto económico y aquello desató en el tiroteo.
El 5 de julio de 2021, la FGR detuvo a Luis Cárdenas Palomino en un fraccionamiento de Naucalpan, Estado de México, acusado de tortura en el caso de Florence Cassez, no por delitos de narcotráfico, en México García Luna y Cárdenas Palomino no tienen procesos en su contra por ese delito, en cambio desde el 30 de julio de 2020, en la Corte Federal del distrito este de Nueva York (EDNY) existe una acusación en contra de Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, exjefe sntidrogas de la misma corporación. Los cargos por los que se les acusan son conspiración internacional para distribución de cocaína, conspiración para distribuir y poseer cocaína con intención de distribuir y conspiración para importar cocaína. Por insólito que parezca, los dos acusados, Cárdenas y Pequeño, aparecían hasta hace poco en la lista de asesores del exsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana de la 4T, Alfonso Durazo Montaño, además una gran parte del personal que trabajaba con García Luna se mantiene en sus puestos.
Los entramados de las relaciones familiares de Cárdenas le dieron para ser reconocido en el año 2010 como el mejor policía de México, ya que fue yerno de Marcos Castillejos Escobar, exsubprocurador general de la República y abogado de los hijos de Martha Sahagún, mientras que el hijo de Castillejos Escobar, Humberto Castillejos Cervantes, fue coordinador de asesores de Eduardo Medina Mora cuando fue procurador general de la República, y durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto fue consejero jurídico de la Presidencia de la República.
En febrero de 2019, el presidente López Obrador en una de sus conferencias matutinas defendió su política criminal: “No se ha detenido a capos, porque no es esa nuestra función principal… la función principal del Gobierno es garantizar la seguridad pública, ya no es la estrategia de operativos para detener capos”, “no hay guerra, oficialmente ya no hay guerra”.
El 17 de junio de 2019 se llevó a cabo un operativo en la ciudad de Culiacán, corazón del Cártel de Sinaloa, se logró capturar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán; enterado de los hechos, la instrucción del Presidente fue su inmediata liberación para ‘evitar una matanza de civiles’ derivado del enfrentamiento entre el ejército de Ovidio y el de López.
Fue un enfrentamiento entre un grupo de los criminales y la respuesta de las fuerzas del orden, no una detención, aseguró en primera versión el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo; al día siguiente sería desmentida por Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de Defensa Nacional.
Finalmente, el Presidente se comería sus propias palabras y ratificaría su postura; sí hubo un operativo para detener a un capo, pese a que aseguraba que en su gobierno no lo haría, pero lo liberó porque preservó la paz y tranquilidad del pueblo Culiacán: “abrazos no balazos”.
Al reporte del sábado, suman 96,752 homicidios dolosos derivados del enfrentamiento entre bandas del crimen organizado, éste se constituye en el sexenio cruento.