CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- La pandemia por Covid-19 ha traído como consecuencia no solo un deterioro en la salud de las personas sino también en su estado de ánimo y su percepción sobre la vida, revelan los resultados más recientes de los indicadores de bienestar autor-reportado de la población urbana publicados por el Inegi.
Durante julio de este año, en una escala de 0 a 10, la población adulta urbana califica, en promedio, en 8.2 la satisfacción actual con su vida; una décima menos que la calificación reportada en los últimos tres trimestres de 2019 y el primer trimestre de 2020, es decir, durante el año previo a la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19, cuando el nivel de satisfacción se ubicaba en 8.3.
Nuevamente, las mujeres reportan menor satisfacción que los hombres, actualmente la brecha entre ellas y ellos es de 3 décimas.
Del total de la población adulta urbana, 2.1% calificó bajo el nivel de satisfacción actual con su vida, dando una valoración entre 0 y 4; 9.9% la evaluó con 5 o 6; 42.1% otorgó una calificación de 7 u 8; en tanto que 46% señaló un nivel de satisfacción con valores altos de 9 o 10, proporción menor que la que representó en julio de 2019 (47.3%).
En referencia con aspectos específicos, la población adulta del país expresa el nivel más alto de satisfacción con sus relaciones personales (8.8) y el nivel más bajo en la satisfacción con su seguridad ciudadana (5.8), aunque cinco décimas por encima de la calificación promedio observada en julio de 2019 (5.3).
La satisfacción con el país muestra una calificación de 7.2 en promedio, cuatro décimas por encima de la observada en julio de 2019 en este rubro (6.8). Así, país y seguridad siguen siendo los aspectos que presentan la más baja valoración promedio por parte de la población, aunque ambos muestran la mayor mejora respecto a la calificación otorgada en julio de 2019.
Durante julio de 2021, en una escala de -10 a + 10, el promedio del balance anímico de la población se ubicó en 6.1, frente a 6.3 registrado en julio de 2019. El descenso en el balance anímico se debe a una mayor presencia de sentimientos que externan preocupación, ansiedad y estrés.
Para construir este indicador se consideran los estados anímicos que la población experimentó durante el día anterior a la entrevista; el balance resulta de restar, a los estados de ánimo positivos, los negativos. El porcentaje de población adulta con alto balance anímico (de 5.01 a 10.00) disminuyó de 73% en julio de 2019 a 68.7% en el mismo mes de 2021.