Un sapiente proloquio popular aconsejaba no ponerse a las patadas con Sansón. Ningún dicho es necesario para confirmar una verdad sabida: somos un país dependiente de los Estados Unidos. Decir eso no es falta de patriotismo: es falta de sentido de la realidad. De la economía de ese país depende nuestra economía; sus inversiones en México son fuente de incontables empleos; las remesas que envían a sus familias los mexicanos que trabajan en “el otro lado” han evitado que la ineptitud e ineficiencia oficiales provoquen en este país un estallido de irritación social que dañaría gravemente a la nación. Por eso resulta inexplicable la continua hostilidad que López Obrador muestra ahora al vecino del norte. Eso de dar al embajador norteamericano un asiento en la última fila de una ceremonia oficial es una infantil provocación que sería motivo de risa si no fuera causa de preocupación por los efectos que ese tipo de acciones y actitudes puede traer en las relaciones entre los dos países. Es posible mantener una buena relación económica y política con los Estados Unidos sin mengua de nuestra dignidad y nuestra soberanía. Sucede, sin embargo, que AMLO tiene cerca de sí -demasiado cerca- un círculo de extremistas radicales anclados en dogmas del pasado siglo, y que influyen poderosamente en él hasta el punto de llevarlo, junto con alguna otra autoridad importante, a cometer desatinos que los mexicanos conscientes reprueban con enojo. Por ese pernicioso influjo el tabasqueño pone la ideología por encima de la economía; por eso permite que una serie de necedades anacrónicas ocupen el sitio que deberían ocupar la preocupación por los graves problemas nacionales y las acciones para atenderlos. En el trato con EU se debe actuar con prudencia, no con inútiles bravuconadas que a nada bueno pueden conducir. Proceder con sentido de la política y la diplomacia -y de la realidad- no significa abdicar de nuestra soberanía. Resulta absurdo alejarnos de esa nación, de la que tantos beneficios podemos recibir dignamente, para acercarnos a otros países de los cuales sus propios ciudadanos se quieren alejar, como son Cuba, Nicaragua y Venezuela, que no pueden aportarnos más que demagogia, populismo absolutista y anti-democracia. Lo que más nos conviene es acercarnos al vecino distante y distanciarnos de esos tiránicos Gobiernos. Con lo anteriormente dicho creo haber cumplido por hoy mi deber de orientar a la República. Narraré ahora un chascarrillo final y luego haré mutis, como se llama en lenguaje teatral al hecho de salir de escena. El cuento que digo es de color subido, motivo por el cual las personas con repulgos de moralina deben suspender en este punto la lectura. Una mujer joven, bella y de atractivas formas acudió a la consulta de un dermatólogo y le dijo que le habían salido ciertas manchas en las pompas. El facultativo procedió al examen correspondiente y en seguida tranquilizó a la consultante: “No tiene usted ningún problema. Esas manchas son debidas a la falta de radiación solar. Exponga su región glútea al sol durante una hora y las manchas desaparecerán”. Así lo hizo la muchacha. Fue a la playa, se cubrió de arena para proteger del sol el resto de su cuerpo y dejó expuesto solamente su lindo caderamen. Sucedió que pasó por ahí don Achaco, señor de edad provecta que contaba entre sus muchos ajes la ciática, las reumas, la gota y la bursitis, y vio en la arena aquellos dos hermosos hemisferios. Exclamó desolado: “¡Caramba! ¡Toda la vida me la pasé queriendo un par de ésas, y ahora que las encuentro no puedo agacharme a recogerlas!”. FIN.
MIRADOR
El sabio amador le dijo al enamorado:
“Si no dices tu amor habrás mentido, y la mentira te dolerá por siempre en el cuerpo y en el alma.
Di tu amor, aunque sea con medias palabras. El amor pondrá después la otra mitad.
No calles el amor. Eso será traicionarlo y traicionarte.
Bien sé que el amor no es para pregonarlo. Pero debes ponerle la letra de tu alma y la música de tu corazón, y cantarla al oído de la persona amada. Ella escuchará tu canción, y la entenderá.
Y espera, espera siempre. En cada nuevo día está el milagro del amor envuelto en el roce de una mano, en un beso fugaz o una mirada. Solamente decirlo ya es un milagro. Y ese milagro irá contigo hasta el último día de tu vida”.
¡Hasta mañana!…
MANGANITAS
“..Fracasa la reunión de
presidentes en México…”
¿Por qué fueron malos días?
Está muy claro el mensaje:
AMLO les rindió homenaje
a las peores tiranías.