“Penar la interrupción voluntaria
del embarazo implica que la mujer no
es sujeto de derecho, que es una cosa”.
María Elena Barbagelata
Corría la década de los años sesenta, Guadalupe acudió en confesión con el sacerdote a solicitar consejo sobre el uso de la ‘píldora’, como se llamaba a la pastilla anticonceptiva, el clérigo al escucharla salió del confesionario y le propinó severa bofetada, insultándola y amenazándola hasta con la excomunión si decidía tomarla. La historia me fue contada muchos años después, con la referencia de esta hoy abuela que casi muere en un embarazo por la enfermedad que padecía.
La Noretindrona fue la causante de una revolución sexual en los años sesenta, impulsó el movimiento de liberación de la mujer, incentivó el feminismo y aumentó su presencia de la mujer en el mundo laboral. Esta molécula es la responsable del control de la natalidad, es la píldora anticonceptiva tan común hoy en día en el gozo pleno de la sexualidad de la mujer.
La mujer por siglos luchó por tener control sobre su sexualidad sin consecuencias no deseadas, incluso desde el libro de Génesis ya se habla de cómo evitar el embarazo, en la narrativa del pecado de Onán, señala que éste utilizó el método conocido como ‘coitus interruptus’; El pecado de Onán no fue el hecho de haberse negado a tener relaciones sexuales con Tamar (su cuñada), sino que se negaba persistentemente “y cada vez que tenía relaciones sexuales” a dar descendencia a su hermano” porque él derrababa en tierra”.
Otro ejemplo lo encontramos en Egipto, donde ya se utilizaba un método anticonceptivo, en el año de 1850 antes de Cristo se empleaban pesarios vaginales confeccionados con estiércol de cocodrilo para evitar el embarazo, en esa misma civilización se utilizó otro método más higiénico que es mencionado en el papiro de Ebers, se trata del uso de tampones con plumón embebido en jugo de Acacia fermentada.
En el siglo II, en la mítica Roma, un médico griego de nombre Soranos proponía el empleo de tampones vaginales de lana empapados en aceite de goma de cedro, miel granada y pulpa de higo.
Ya en la primera mitad del siglo XIX se utilizaron supositorios de manteca de cacao como método anticonceptivo, el principal médico rural del Oeste de Massachusetts, Charles Knowlton, proponía aplicar sulfato de zinc en la vagina justo después del coito.
En Estados Unidos, un país que se jacta de vanguardia y de libertades, en la década de los años 20 la activista Margaret Sanger, en la ciudad de Boston, se cubrió la boca en señal de protesta porque le fue impedido hablar sobre el control de la natalidad.
Por increíble que parezca, en México, un país con profundas raíces católicas, con férrea oposición al uso de anticonceptivos hace décadas, por unanimidad los magistrados integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación despenalizaron el aborto, un paso gigante en materia de derechos de la mujer sobre su cuerpo, el cuidarse de un embarazo, decidir tener o no tener un hijo.
“Nadie se embaraza, en ejercicio de su autonomía, para después abortar. En nombre de la vida se penaliza a las mujeres o por ser ignorantes, o por ser promiscuas, o por ser malas y no terminar el embarazo para dar el bebé en adopción. Se criminaliza a la persona gestante, sin encontrarse definido constitucionalmente si la vida se tutela invariablemente desde la concepción, y cuál es el tratamiento del embrión en el mundo jurídico”, expuso la ministra Margarita Ríos-Farjat, las críticas de grupos católicos defensores de la vida y antiaborto no se han hecho esperar.
Los Grupos Provida no se hicieron esperar, de inmediato se manifestaron en las calles de la Ciudad de México por el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), al declarar inconstitucional la penalización del aborto. Los manifestantes vestían color azul celeste, portaban globos, imágenes religiosas y cartulinas con la leyenda “salvemos las dos vidas.
Por su parte la Iglesia católica criticó la decisión de la Suprema Corte porque propicia el “machismo” y la “muerte”; “Genera una visión machista más fortalecida, pues deja el problema de un embarazo inesperado a la mujer, sola, con todas las opciones abiertas y sin opciones reales de apoyo para dar vida. En México, la ley se encamina a favorecer la muerte”, expresó.
Por su parte el Gobierno mexicano pidió revisar las 432 carpetas de investigación abiertas por el delito de aborto este año en el país, aunque el Presidente de la república prefirió no opinar del asunto. “Yo lo que opino es que ésta es una decisión del Poder Judicial, de la Suprema Corte, que fue prácticamente unánime, que debe respetarse (…) Yo no debo en este caso pronunciarme más que en favor de lo que ya resolvieron los ministros”, mencionó en la conferencia matutina.
La decisión de la Corte dividió la opinión pública y enfrenta a grupos, aunque algunos in pectore piensan diferente a lo que defienden, lo cierto es que liberó a la mujer de parar en la cárcel o terminar muerta en un consultorio clandestino, las razones de su decisión son de ella, nadie puede intervenir en su cuerpo y en su conciencia.
En sesenta años la historia cambió radicalmente, pasamos de la Noretindrona al Pañuelo Verde, símbolo de la legalización del aborto.