“L’État, c’est moi (El Estado soy yo)”
Luis XIV de Francia, El Rey Sol.
La contrarreforma eléctrica representa uno de los mayores retrocesos en nuestro país, ya que pretende anclar el presente a un pasado que no tendrá futuro.
Para entender el tema en discusión en el Congreso de la Unión es necesario mencionar el marco de referencia que estableció el presidente López Obrador, cuando señala que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene la oportunidad histórica de regresar a los caminos trazados por Lázaro Cárdenas y Adolfo Mateos en materia de soberanía energética; estar con él o en contra de él, dicho en palabras lisas y llanas. Pero la circunstancia de una época pasada no es la del presente.
La contrarreforma eléctrica propuesta por el presidente López Obrador es un atentado a la economía nacional, porque de ser aprobada terminaremos pagando entre 10 y 15 veces más que la cancelación del aeropuerto de Texcoco por concepto de pago de indemnizaciones. De acuerdo a expertos en el tema, el costo será aproximado a los 80 mil 679 millones de dólares y los litigios durarían entre cuatro y cinco años. Para darnos una idea del monto de la indemnización, equivale a 53 mil 786 años del presupuesto anual del Estado de Aguascalientes.
Conculca el Estado de Derecho porque pretende revertir permisos, concesiones, contratos y reglas establecidas para generar y comercializar energía, bajo la falsa premisa del nacionalismo. De acuerdo al registro del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), existen 62 operadores privados, entre generadores, suministradores de servicios calificados, comercializadores no suministradores y generadores de intermediación, según el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) con base en datos a 2018.
Atenta contra el medio ambiente, porque el 75 por ciento de la energía que genera la CFE es mediante centrales de quema de combustibles fósiles, destacan las plantas termoeléctricas de ciclo combinado que consumen millones de barriles de combustóleo, energético que le sobra a Pemex porque en el mercado internacional no se lo quiere comprar por su alto nivel de azufre, o las tres plantas generadoras de energía mediante carbón, combustible altamente contaminante, ya proscrito en los acuerdos internacionales para reducir el cambio climático, mientras que en México la 4T gastará 2,000 millones de pesos para reactivar dos plantas de carbón en Coahuila.
La CFE ya afecta la salud, porque se niega a la implementación de generación de energía mediante fuentes renovables no contaminantes como son la solar y la eólica. Al fortalecer la contrarreforma las plantas de combustibles fósiles, incrementará el daño a la salud, como ejemplo, el viernes 19 de febrero de este año, se declaró contingencia ambiental en partes de Salamanca, Guanajuato, por el incremento siete veces más que el promedio de emisiones de dióxido de azufre (SO2) y partículas debido al uso de combustóleo en una planta termoeléctrica de la CFE. Este contaminante puede afectar al sistema respiratorio y las funciones pulmonares, así como provocar irritación en los ojos. Más grave resulta la operación de la central termoeléctrica Francisco Pérez Ríos ubicada en Tula, Hidalgo, que genera el 3% de la energía del país, es la principal fuente de contaminación atmosférica de la zona Metropolitana del Valle de México, por ello es llamada “la caldera del diablo”. De acuerdo a Greenpeace, la CFE es la principal contaminadora atmosférica del país.
Afectaría las relaciones internacionales si se continúa utilizando fuentes fósiles para la generación de energía, como pretende la contrarreforma eléctrica, los expertos han advertido que existe el riesgo de entrar en conflicto varios acuerdos comerciales, entre ellos el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pues en su capítulo 24 conformado de 32 artículos y 2 anexos se contemplan el compromiso a conservar, proteger y mejorar el medio ambiente.
Afectaría la democracia y el equilibrio de poderes si se llega a aprobar la contrarreforma, porque la bancada (MORENA-PT-PVEM) del presidente López Obrador en la Cámara de Diputados no cuenta con el número de votos suficientes (dos terceras partes de los asistentes) para lograr la mayoría calificada que se requiere en la aprobación de los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, es por eso que hizo el llamado histórico a los priístas para manifestar su responsabilidad “histórica”, estar con el pueblo o estar contra el pueblo, o dicho en otras palabras, estar con el Presidente o en contra del Presidente. Con la arenga presidencial –yo diría amenaza- en su contra, los priístas tienen la dicotomía de sobrevivir aliado al Presidente, en papel de partido hetera, concubino, amante, o conservar la dignidad no rompiendo la alianza opositora con el PAN y PRD, quienes en automático negaron votar a favor de la contrarreforma.
El PRI tiene frente así sólo la fractura interna, porque una corriente que encabeza el gobernador de Oaxaca Alejandro Murat, a quien se dice será el próximo titular de la CFE, se ha manifestado por la “discusión” de la iniciativa mediante foros para tomar la decisión, léase la validaremos después de encontrar los “argumentos” para su aprobación, mientras que su presidente Alejandro Moreno dijo que “no corre prisa” su aprobación y “nadie presiona” al tricolor, y deben escucharse todas las voces, analizarse y debatirse a fondo su contenido. En el fondo no se negaron abiertamente, dejaron la ventana abierta a la discusión.
El voto del PRI será el catafalco de la democracia, porque en México la oposición quedará sepultada, el de Palacio no necesitará ya más de los equilibrios de poderes ni de la democracia, porque su palabra será ley.