“La ambición suele hacer traidores”.
Reina Cristina de Suecia
La tarde noche del miércoles 13 de octubre el Teatro Aguascalientes -diseño orgullo del arquitecto Abraham Zabludovsky- se encontraba abarrotado de personajes de la política, empresarios, líderes de opinión, ciudadanos distinguidos y sin faltar los medios de comunicación. El evento, la toma de protesta del nuevo Ayuntamiento capitalino. Leo Montañez asumía mandato como presidente municipal, como invitados protocolarios los titulares de los tres poderes, uno de ellos lucía una vistosa corbata naranja, se trataba del gobernador panista Martín Orozco Sandoval.
Desde el miércoles a la fecha el comentario ha sido el color de la corbata, identificada con el color del partido Movimiento Ciudadano, partido del que, se dice, tiene injerencia en su vida política.
En la semiótica, o estudio de los símbolos, los colores son mensajes, estos identifican por ejemplo a los partidos, en este mensaje el gobernador trató de decirnos que la víspera a la elección del próximo gobernador él va con Movimiento Ciudadano, partido que presuntamente elegirá el senador panista Toño Martín del Campo para contender contra Tere Jiménez, ante la evidente cerrazón de la dirigencia nacional para dar a Toño la candidatura. Toño cuenta con la simpatía y apoyo del Gobierno del Estado, lo ha manifestado en reiteradas ocasiones.
La corbata naranja es sólo confirmación de la decisión que tomará Martín Orozco para dejar a su delfín –así se define en política a su sucesor- Toño, su decisión está tomada. La corbata naranja fue un acto premeditado, calculado, tan calculado que hoy lunes seguimos hablando de ella, mas no es la primera manifestación del camino decidido en Palacio Mayor, Toño, previo a su gira por Estados Unidos, subió la fotografía que se tomó con Samuel García, ahora gobernador de Nuevo León y militante de Movimiento Ciudadano, mensaje subliminal, por aquí voy.
Las aguas seguían agitadas cuando el sábado se subió a las redes la fotografía de Nora Ruvalcaba -la superdelegada- con Toño, a manera de reforzar la hipótesis que corrió también en la semana pasada, una posible alianza de MORENA con Palacio Mayor, Toño candidato de MORENA. Más revueltas las aguas no podían estar.
En los mentideros políticos dicen que existe una regla no escrita, ‘gobernador no pone gobernador’, pero de que hacen la lucha la hacen. Martín busca colocar a Toño como su sucesor por la abismal animadversión que sostiene con Tere, políticamente no transita con ella, pero tampoco posee Martín asideros de tamaño en la esfera mayor del PAN para dejar a Toño como sucesor, es por ello que eligió un camino alterno, empedrado por cierto, luego entonces Movimiento Ciudadano es su opción.
La historia de traiciones no es nueva, el ex-gobernador Otto Granados no realizó el menor esfuerzo por ayudar al candidato priísta Héctor Hugo Olivares, permitiendo la llegada por primera vez de un panista a la silla del Palacio Mayor, Felipe González. El segundo gobernador panista, Luis Armando Reynoso, operó abiertamente en contra de Martín Orozco, entregando la estafeta de la gubernatura al priísta Carlos Lozano, rompiendo la hegemonía panista. A su vez Carlos Lozano operó en contra de la candidata de su partido, Lorena Martínez, provocando que llegara Martín. Hoy Martín pretende cometer la misma felonía, impedir la llegada de una panista.
Lo extraordinario de esta elección es que en el pasado sólo existía el juego entre dos partidos, hoy son tres, MORENA es la segunda fuerza política, Movimiento Ciudadano ciertamente no cuenta con suficiente parque y estructura para la batalla que se avecina, pero le darían vida artificial desde dos palacios, el local y el de Jalisco, lo que provocaría que la votación se pulverizaría porque Toño posee suficiente aceptación ciudadana para dar disputa electoral, luego entonces se abriría la posibilidad al partido de López Obrador, los palacios enfrentados sería el camino llano para el morenismo, que con un buen candidato y los apoyos de los programas sociales permee en el elector mientras dos candidatos de reconocida aceptación ciudadana disputan la elección.
Lamentablemente la traición es ingrediente en el ejercicio de la política, porque la historia de México está manchada por la traición, por ende nada es diferente en la política local, sólo que en el caso de Martín su horizonte político se acabó, en el partido su influencia se agotó, el relevo ya llegó y parafraseando el título del libro de Gabriel García Márquez se trata de la ‘crónica de una muerte (política) anunciada’, Martín ya no tendrá opción, sólo le quedará la corbata naranja.