Producto de los diferentes operativos realizados de manera conjunta con elementos de las corporaciones de seguridad, Regulación Sanitaria realizó la destrucción de más de 300 mil cajetillas de cigarros ilegales y de marcas pirata y de casi 2 mil frascos de medicamentos no autorizados para combatir el coronavirus, todo por un importe de casi 50 millones de pesos.
En el operativo en el que también se destruyeron botellas de bebidas alcohólicas e incluso cajas de cerveza que se aseguraron por su venta en el mercado negro, el director de Regulación Sanitaria, Octavio Jiménez Macías, calificó de histórica la incineración de los productos de procedencia ilícita, toda vez que “nunca antes se había realizado este nivel de aseguramientos, lo cual ha sido gracias a la coordinación con las diferentes fuerzas de seguridad pública”.
Explicó que los aseguramientos se realizaron en diversos operativos y en las revisiones rutinarias que llevan a cabo tanto el Ejército como las corporaciones policíacas en los puntos de acceso al territorio estatal y en las terminales terrestre y aeroportuaria, así como en tianguis y en negocios con venta de bebidas alcohólicas, donde se realizó el aseguramiento lo mismo de cajas de paquetes de cigarros chinos y de marcas clonadas como de diferentes tipos de bebidas alcohólicas, además de un lote importante de frascos del medicamento conocido como Remdesivir, utilizado para combatir el coronavirus, aunque no está autorizado para tal fin.
De manera específica, el titular de Regulación Sanitaria explicó que fueron aproximadamente 300 mil cigarros ilegales y mil 900 frascos de Remdesivir, cuyos productos fueron inmovilizados por carecer de los registros, documentos y permisos que comprueben su origen lícito.
Sostuvo que, por el volumen que se manejó en este procedimiento, la destrucción de estos productos representa un fuerte golpe al comercio ilegal, pues dijo que simplemente en lo referente a los frascos de Remdesivir cada uno se vende entre 25 y 50 mil pesos.
Destacó que al carecer de la documentación y permisos sanitarios que los avalen, estos productos significan un grave peligro para la salud de los consumidores y un impacto a su bolsillo, pues al final de cuentas podrían estar comprando artículos fraudulentos.