“El único vicio que no puede perdonarse
es la hipocresía. El arrepentimiento del
hipócrita es de por sí una hipocresía”.
WILIAM HAZLITT
La 4T sufrió un sismo de siete grados con la boda de Santiago Nieto Castillo, efectuada en la ciudad de Antigua, Guatemala, con Carla Humphrey el pasado 6 de noviembre. Se trata de dos personajes, él se desempeñaba como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y ella como consejera del INE. De acuerdo a las crónicas, el casorio tuvo gran convocatoria, empresarios de gran calado, funcionarios públicos de alto nivel y políticos de diferentes partidos.
El abogado Santiago Nieto en el pasado tuvo la titularidad de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (FEPADE), adscrita a la Procuraduría General de la República en el sexenio de Enrique Peña Nieto, de donde fue despedido. Ya con Andrés Manuel López Obrador, recibió la invitación para comandar la titularidad de la Unidad de Inteligencia Financiera, dependiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Carla Astrid Humphrey Jordan actualmente se de-sempeña como consejera electoral en el INE, fue Directora General de Asuntos Normativos de la Unidad de Inteligencia Financiera y estuvo casada con Roberto Gil Zuarth, secretario particular de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. De modo que se trata de connotados personajes de la vida pública de México.
La “renuncia” de Santiago Nieto se dio a dos días de efectuada la boda a la que estuvo invitado el Presidente. Se sabía con anterioridad que sería una fastuosa y rumbosa boda, ”incompatible” absurdamente con los postulados de austeridad republicana de la incomprensible hasta ahora cuarta transformación. Nadie por arriba del jefe, todos con 200 pesos en la cartera, un par de zapatos y un carro de medio uso, aunque quien lo pregona viva en un palacio rodeado de lujos. Una austeridad que mantiene un avión oxidándose en el hangar, cuya pernocta cuesta más que el ahorro malentendido.
Pero el mensaje moralino era menester para enviar la víspera de la revocación del mandato y la elección de gobernadores. El cebado pueblo bueno y sabio observó cómo Santiago fue lanzado a los leones, un impío que transgrede el catecismo amliano, sin importar el legítimo derecho al amor, a casarse en donde se le pegue a uno la regalada gana, y gastar o malgastar el dinero en la boda, faltaba más o menos, pero los lujos están reservados a los Dioses que habitan el Olimpo. Y más cuando su “empleado” se casó con una integrante del instituto que está en el target del pleito del Presidente, nada menos que la Consejera electoral que tumbó a su compadre el “Toro” Félix Salgado Macedonio de la gubernatura de Guerrero. Doble afrenta.
En el fondo se pasó de la eufonía que Santiago le generaba al Presidente, a una cacofonía por su protagonismo y enfrentamiento a su proyecto. Con el Fiscal Alejandro Gertz Manero –aliado incondicional del Presidente- midió fuerzas cuando comenzó a investigar al propio Gertz, acusado por la familia de su hermano fallecido, de poseer una inversión de 7.954 millones de dólares, manejada por la Operadora Invictus, empresa establecida en Panamá. De ello, los medios dimos cuenta, aunque no ha pasado nada. Por si fuera poco, Nieto públicamente volvió a enfrentar al fiscal en el proceso jurídico de Genaro García Luna, que se lleva en la corte de Nueva York, señalándoles a los fiscales estadounidenses inconsistencias, al mencionar que el delito era diferente al que acusaba Gertz. Lo exhibió de incompetente o ignorante.
Volvió a pisar callos al abrir una investigación en contra del ex-poderoso consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, quien fue acusado en la investigación periodística “Pandora Papers” de enviar su dinero a paraísos fiscales. Santiago mirado con recelo por sus compañeros se justificó diciendo:
“Tengo la instrucción del Presidente de investigar y combatir todos los actos de corrupción, independientemente del partido o del Gobierno al que pertenezcan.”
Más temerario fue, aunque en realidad estaba cumplimiento con su responsabilidad, al enderezar sus baterías en contra de la familia real, comenzó una investigación por los videos donde aparece Pío López Obrador, hermano del Presidente, recibiendo dinero en efectivo en sobres, presuntamente destinado para pagar las campañas electorales de MORENA del año 2015. Entendido y confiado de que su trabajo era en realidad combatir la corrupción, llegó a trascender que Santiago había iniciado una investigación en contra de Andrés López Beltrán, nada menos que el hijo del Presidente. Las lanzas estaban rotas.
De propios y extraños el comentario es que el Presidente pierde a uno de los mejores servidores, precisamente el que sí encarnaba la lucha en contra de la corrupción, había sido efectivo, aunque protagónico, sí efectivo, y a treinta y cinco meses de Gobierno, el gabinete de AMLO ya suma treinta y dos renuncias, salidas y despidos, a razón de uno por mes, otra crisis por la encarnizada lucha de una sucesión presidencial adelantada por quien ya no gobierna, se entretiene en moderar a los funcionarios que trabajan para su beneficio político, mientras que grupos fácticos pelean la mejor tajada del pastel de bodas de Santiago.