Sólo era cuestión de tiempo para que estallara la bomba, y ayer por fin sucedió: se rebelaron los trabajadores del Sector Salud por el rosario de irregularidades que se vive al interior de clínicas y hospitales en Aguascalientes.
Y la manera de manifestarse fue muy singular, pues tapizaron unidades médicas, hospitalarias y administrativas con decenas de mantas dirigidas al gobernador, quien parece que no las ve ni los escucha.
La más sentida de las demandas fue en lo que respecta a la pandemia, pues lamentablemente este gremio ha registrado 40 bajas y mil infectados, y aseguran que ha sido por la indolencia de las autoridades que pretenden tapar el sol con un dedo, con el riesgo de que se siga incrementando la tragedia a causa del Covid-19.
Otro aspecto más que importante es el económico, pues no se ve reflejado en los bolsillos de los trabajadores ningún estímulo, a pesar de que se asignaron 300 millones de pesos al Instituto de Salud, fuera del presupuesto, para enfrentar el grave problema sanitario, pero los integrantes del gremio, literal, tuvieron que poner de su bolsa para lo más indispensable para su cuidado, vamos, se quejan de que ni cubrebocas les otorgaron.
Lo peor de esta contingencia, para todo el mundo, fue que al ser una enfermedad nueva se desconocía todo lo que giraba alrededor de ella, pero lo que sí estaba claro, por experiencias en otros países donde la infección se desarrolló primero, fue que el personal de salubridad necesitaba protección especial para no infectarse y aquí de plano no se la dieron.
Un reconocido médico comentó que había gastado alrededor de 7 mil pesos en protección, pues de su bolsa compró cubrebocas Kn95, trajes especiales, gel, en fin, lo indispensable para protegerse, y más porque ha estado en la primera línea de atención a los enfermos de Covid y no se podía arriesgar a entrar en áreas peligrosas sin los implementos adecuados.
Ahora, lo sabemos, la tercera ola de Covid va cediendo y bajará aún más con la aplicación del biológico, por lo que la gente empieza a bajar la guardia, pero el personal del Sector Salud seguirá firme en el centro de batalla, pues no se descarta, como ya está sucediendo en Europa, que llegue una nueva oleada de infecciones y lo único que exige es estar a la altura de las circunstancias, pues médicos y enfermeras se juegan la vida al atender con eficiencia y oportunidad a los que tienen la mala fortuna de contraer el coronavirus.
Por ahora se teme que el nivel de protestas escale y que los perjudicados sean los pacientes, pues los trabajadores de la salud están hartos de que no se les reconozcan sus méritos y que no les brinden las mejores condiciones para desarrollar sin riesgos su trabajo, y es lo menos que se merecen.
Los integrantes del Sector Salud han sido los soldados que combaten el mal convertido en enfermedad, pero los mandaron a la guerra sin fusil y eso suena a peligro, por donde quiera que se le vea.