Hoy amanecimos con una noticia que estremece: más muertos en el vecino Estado de Zacatecas, cuya acción sólo podrían realizar mentes enfermas, retorcidas, pues colgar a una decena de cuerpos mutilados a la vista de todos, cuyo objetivo es asustar, pues lo consiguieron, la población está aterrorizada.
La violencia, lo sabemos, no está focalizada en esa vecina Entidad, sino en toda la región, ya que si juntamos la cantidad de hechos violentos que se registran en Jalisco, Guanajuato, Zacatecas y Aguascalientes, estas páginas derramarían sangre.
Las imágenes que hoy circulan, desafortunadamente, son el pan de cada día para la sociedad, que lamentablemente ya está normalizando este tipo de situaciones, pues parece ser que cada vez nos asombra menos ver y saber que la vida, literal, no vale nada. Y no vale nada porque los integrantes de la delincuencia organizada se han apoderado de todo a su paso, pues no son pocos los habitantes de poblados que han preferido el éxodo a vivir con el miedo de que en cualquier momento la ola violenta les llegue en su persona o en su patrimonio.
Pero como las cosas malas sólo pasan en Zacatecas, o por lo menos eso es lo que piensan nuestras autoridades, deberían voltear a ver la nota roja de este Diario: una niña de sólo 13 años apuñaló a su mamá. La menor fue detenida, pero seguramente no recibirá el castigo que se merece.
Y esto sólo refleja, insistimos, la decadencia y falta de valores que permean cada vez más en nuestra sociedad, en nuestra comunidad, pues a qué tipo de violencia está expuesta esta menor de edad que fue capaz de agredir de esa manera a la autora de sus días. Simplemente es de no creerse la falta de respeto.
Pero lamentablemente los padres de familia a veces son los que fomentan este tipo de acciones, pues ahora se les da todo a los hijos, sin límites, sin reglas; el desinterés y la falta de tiempo de muchos progenitores los expone a contenidos cuestionables en televisión, redes sociales y videojuegos, pues muchas veces estos aparatos son las “nanas” de los niños.
No nos queda, tampoco, hacernos de la vista gorda, y debemos admitir que vivimos inmersos en una narcocultura que se ve por todos lados de la ciudad, pues por ejemplo hay papás que les hacen fiesta a los niños donde se realiza apología del crimen y al narco, no sabiendo que lo que están logrando es que los menores, tan susceptibles por su corta edad, sean los que mañana repitan esas conductas que afectan a nuestra sociedad.
Basta de crear futuros criminales, carne de presidio, tal vez no sea demasiado tarde para apretar las tuercas en casa y poner límites a los que vienen detrás, no podemos seguir viviendo una situación como la que afecta a Zacatecas y a Aguascalientes, en un verdadero baño de sangre donde nadie, absolutamente nadie sale ganando.