Cifras realmente espeluznantes muestra una investigación del INEGI, que asegura que diariamente una niña es asesinada en el país.
Según los datos duros, de 2015 a 2020 más de 700 menores de edad fueron asesinadas en la calle y 558 en sus propias casas.
No lo dudamos, por supuesto, pues la violencia en contra de los niños no es exclusiva, sino que todo mundo sin importar género, edad, clase social, nada en absoluto, está exento de la ola de violencia que azota, como lo hemos referido en otras ocasiones, a todo el territorio nacional.
A nivel local las estadísticas no son mejores, pues recordemos todos los feminicidios que se han registrado en los últimos tiempos, incluso todavía está latente el caso de una niña que fue brutalmente degollada por su “novio”.
Pero casos ha habido muchos, por desgracia, y lo peor, los crímenes contra las niñas son cometidos por las personas que deberían protegerlas, cuidarlas, y desgraciadamente son los que terminan arrebatándoles la vida.
Esto, lamentablemente, no es nuevo, durante años se ha ejercido todo tipo de violencia contra las mujeres, pero se ensañan contra las más vulnerables, las que no se pueden defender, por lo que prácticamente las agresiones comienzan en casa, a manos generalmente de sus progenitores e incluso las parejas de los padres.
Después continúa la ola violenta en las relaciones amorosas, cosa altamente comprobable, pues hoy se da a conocer que nuestra Entidad ocupa el tercer lugar a nivel nacional en llamadas de emergencia relacionadas con violencia de pareja, pues, por ejemplo, en lo que va del año, de enero al pasado mes, se recibieron más de 12 mil llamadas de auxilio relacionadas con incidentes de este tipo.
Además, no perdamos de vista la violencia ejercida contra ellas en sus centros de trabajo o, por qué no admitirlo, entre ellas mismas.
Pero ahí no termina este tipo de agresiones contra las féminas, pues no son pocas las senectas que también han sido violentadas por las parejas, por los hijos e incluso por los nietos, por lo que muchas mujeres de Aguascalientes han tenido toda una vida llena de agresiones.
Esta espiral de violencia no debería ser un tema común, pero es algo que generacionalmente no se ha podido erradicar y los motivos son tantos que es casi imposible nombrarlos, pero lo que es un hecho es que estos patrones se repiten en las nuevas generaciones, pues los niños ven cómo son tratadas sus madres y lamentablemente ellos repetirán, más adelante, estas conductas.
No se ha encontrado un remedio contra este tipo de violencia, aunque sí hay instituciones que otorgan todo tipo de apoyos para que estas mujeres puedan salir de este círculo de agresiones y vejaciones, lamentablemente muchas de ellas ya no tendrán la oportunidad de pedir ayuda porque ya están bajo tierra. A esos niveles llega la violencia contra ellas.