Otra vez un videoescándalo surgió y, adivine a quién involucra… otra vez, nada más y nada menos que al círculo cercano del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En el ya lejano 2004 el entonces secretario particular René Bejarano fue sorprendido recibiendo dinero de un empresario argentino, lo que le costó su ascendente carrera política; de este hecho se puede inferir lo que pasa ahora con la ex-secretaria de la Sedesol en el sexenio de Enrique Peña Nieto, pues Carlos Ahumada, quien le puso la trampa a Bejarano, en ese entonces era pareja de Rosario Robles, por lo que se supone en los corrillos políticos que, a pesar de la distancia, López Obrador nunca perdonó, y no lo hará, a su ex-correligionaria cuando ambos pertenecían al PRD.
Ahora Rosario Robles se encuentra en un penal de alta seguridad esperando sentencia.
Por cierto, el argentino, quien también pisó la cárcel, hizo caer a quien era ex-secretario de finanzas de AMLO cuando fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.
Mucha agua ha corrido desde entonces, pero el escándalo sigue latente y no han aprendido la lección, pues primero fue el hermano del Presidente y ahora gente de su entorno político los que fueron captados en situaciones comprometedoras.
Pero a quién se le ocurre, los políticos son carne de cañón y todavía se ponen de pechito… pues las consecuencias seguirán viéndose en video a nivel nacional y, eso sí, es evidente que se hace en tiempos en los que pueden perjudicar al jefe del Ejecutivo.
A estas alturas en que todo mundo trae un celular con cámara no sólo los políticos sino todos los ciudadanos deberían cuidar las formas, y eso se logra actuando con honestidad y transparencia, pues en todo momento cualquiera podría ser captado infraganti en alguna situación que lo comprometa.
Ahora, todo mundo tiene cola que le pisen, y obviamente hay niveles, entonces deberían ser más cuidadosos pero no de que no los graben y sean exhibidos, sino de no hacer cosas malas que parezcan buenas y peor cuando son reveladas, pues eso debería ser motivo de cortar cabezas.
Lo que no se entiende, insistimos, es que políticos y en sí cualquier figura pública no guarde las formas y se comporte de manera tal que se hagan ´por sí mismos de delito’, pues hacen cada cosa que evidentemente no está regida en la legalidad.
Las cámaras de video, cierto, son el mejor sistema contra robos y es un magnífico medio para cuidar las casas y las empresas, y si no fuera por las evidencias recabadas por estos sistemas muchas irregularidades quedarían impunes, pues no habría manera de comprobarlas, pero el que sean usadas para comprometer a cualquier persona es de cuidado.
Recapitulando: con el nuevo videoescándalo reaccionó el Presidente, quien admitió que le dolió, por lo que se espera que este tema no termine así como así, ya veremos el desenlace en los tres años que le quedan de Gobierno a López Obrador.