QUERÉTARO, Qro. (EL UNIVERSAL).- Tras un largo camino que inició ayer cerca de las cinco de la mañana en Laredo, Texas, el imponente y largo convoy de camionetas que participaron en la Caravana Migrante llegó poco después de las ocho de la noche a Jalpan de Serra, principal población de la Sierra Gorda queretana.
Los motores de las mil 450 camionetas participantes -en donde viajaron alrededor de 5 mil 800 personas- encendieron para empezar su largo trayecto que inició en el estacionamiento de La Arena, en Laredo Texas.
En el recorrido participaron migrantes originarios de de Querétaro, San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas, Nuevo León, Durango y Jalisco, principalmente, informó Fernando Rocha, coordinador general de la Caravana del Migrante.
Agregó que la Policía Estatal de Querétaro se incorporó a la caravana desde Nuevo Laredo, Tamaulipas, con el fin de resguardar a las camionetas que siguieron su camino hasta Jalpan de Serra.
Esta es la caravana número 14 que se realiza y al igual que en otros años se observó una larga fila de camionetas pick-up, principalmente, cargadas de regalos, entre ellos bicicletas, equipos de sonido, hornos, pantallas y ropa, artículos que regalan las personas que vienen a visitar a sus familiares y amigos, en para pasar las fiestas decembrinas.
Tradicional recepción
Doña Yolanda es originaria de Jalpan de Serra y desde hace 11 años, cuando inició la Caravana Migrante, entrega sin falta flores a todos los paisanos que arriban a esta demarcación para celebrar con sus familias las fiestas navideñas.
Asegura que desde entonces se ha vuelto una tradición familiar, pues al lugar asistió acompañada de una de sus hijas, quien comenta que desde los siete años acompañaba a su mamá a entregar flores a los connacionales y se ha vuelto en una costumbre que esperan cada año.
«Desde que iniciaron [las caravanas] nos dio por recibir [a los paisanos] con una rosa, al principio compraba claveles porque se me hacía más barato, y con poquitos, desde que mi hija tenía siete años, el año antepasado ya compré como 180 rosas, pero en esta ocasión son poquitas porque en este año no estábamos seguras de qué día iban a llegar», comenta Yolanda.
Y es que en este año había el temor de que la caravana no se realizara por la pandemia, por ello que esta ocasión, dice, les «agarraron las prisas» y sólo compraron 60 rosas, las cuales entregaron con afecto a los paisanos, quienes las recibían con una sonrisa de agradecimiento.
Yolanda reconoce que no sabe de dónde surgió la inquietud por entregar flores, asegura que ahora lo hace como una forma de agradecimiento porque su familia está bien y regresa con bien a casa, pues está consciente de la emoción que representa para todas las personas estar nuevamente reunidas; pues ella tiene parientes en el norte, un hermano y una nieta que año con año regresan a visitarlos, pero que en esta ocasión no pudieron llegar con la caravana.
«Sí tenemos familiares allá, pero ahorita no creo que vengan ellos porque algunos tienen niños en la escuela y hasta que salgan pero como quiera, quien sea, [son] bienvenidos, aquí los recibimos», dijo.
Por más de una hora, doña Yolanda y sus hijas se mantuvieron al pie de la carretera entregando de mano en mano una flor, la cual acompañaban con un «bienvenido a casa».
«Nos da gusto, sentimos que ellos también se ponen bien contentos, porque les anexamos una oracioncita a la rosa«, agrega la mujer.