“La corrupción de los gobiernos comienza casi
siempre por la de sus normas y principios”.
Montesquieu
El presidente López Obrador aplica la máxima de “prometer hasta obtener, y una vez obtenido, olvidar lo prometido”, por lo que su gobierno tiene como eje las mentiras, las medias verdades y las afirmaciones no verdaderas.
De acuerdo a Spin Taller de Comunicación Política, en su infografía 65 correspondiente al 1 de diciembre, el Presidente en sus conferencias matutinas ha manifestado 66 mil 868 afirmaciones no verdaderas, equivalente a 90 por conferencia, confirmando que la mentira es eje de Gobierno, de ahí la ya clásica frase “yo tengo otros datos”, evadiendo las cifras reales, cifras duras, que son procesadas y vertidas por organismos e instituciones integrantes de su propia estructura gubernamental, a las que desestima en su arenga matutina con su mundo imaginario, paralelo al México real.
La gran mentira estriba en su constante discurso del combate frontal a la corrupción. “Corrupción” es la palabra más recurrente en sus conferencias; de acuerdo a Luis Estrada Straffon, ha realizado al 30 de noviembre 7 mil 160 menciones, pero sólo menciones, en los hechos aplica artificios pirotécnicos.
La semana pasada la mención de tres integrantes de la 4T generó dolor de cabeza para el mandatario federal por las publicaciones periodísticas en las que se hace mención a la presumible corrupción de personajes clave en el combate a la corrupción, el fiscal general de la República y el ex-titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF). El primero, Alejandro Gertz Manero, apareció en el reportaje periodístico denominado “Panamá Papers”, en el que se le señala poseer una cuenta por 7.954 millones de dólares (159 millones de pesos mexicanos) en Islas Caimán, un paraíso fiscal, mientras que la publicación del periódico El Universal revela que la UIF tenía abierta una investigación en contra de Gertz Manero por presunto enriquecimiento ilícito y operaciones de lavado de dinero, señalando la adquisición de 122 autos de lujo por un total de 109 millones de pesos y las transferencias millonarias de la inmobiliaria Angelman, cuyos socios son el fiscal y su yerno José Antonio Martí Munain, que entre los años 2019 y 2020 habrían sumado 119 millones de pesos de ingresos y 35 millones de pesos en transferencias.
Otra jaqueca le propinó a la 4T el que fuera titular de la UIF, Santiago Nieto Castillo, quien renunció el 8 de noviembre, luego del escándalo de su “lujosa” boda en Guatemala, para colmo de males, a los pocos días le explotó la revelación en el periódico Reforma de su cuantioso patrimonio amasado entre los años 2018 y 2021, justo en el gobierno de López Obrador, cuando adquirió cuatro inmuebles y un vehículo de lujo, sumando un patrimonio de 40 millones de pesos.
Un escándalo más le brotó a López Obrador en la persona de su secretario particular, Alejandro Esquer, quien fue evidenciado por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), como cabeza de la denominada “operación carrusel”. En el año 2017, Esquer, junto con una subordinada y otras cuatro personas, fueron captados en video haciendo depósitos en “carrusel” en un banco. Se formaban en la fila, depositaban 50 mil pesos en efectivo y se volvían a formar. Los depósitos los fragmentaban para evadir la vigilancia de la Secretaría de Hacienda. Por si fuera poco, Esquer junto con 34 operadores de Morena, entre septiembre de 2017 y marzo de 2018, sacaron mediante cheques de caja más de 42 millones de pesos en efectivo de un fideicomiso para damnificados del sismo, y presuntamente desviaron parte de ese dinero a actividades proselitistas de Morena, incluido un sobrino de Bartlett. En lugar de sanción hubo premios, los 34 operadores encontraron cobijo –dice MCCI- en el actual Gobierno Federal, incluso 4 fueron nombrados “súper delegados”, 5 subdelegados y 11 directores y jefes de área en la Secretaría del Bienestar, dependencia encargada del reparto de programas sociales.
De los tres personajes señalados en presuntos actos de corrupción, el Presidente justificó el golpeteo mediático por los “tiempos políticos”, aseveró confiar en ellos y “ordenó investigar”, bajo el impecable método de la 4T; revisar para limpiar, como fue el caso de la fortuna inmobiliaria del director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, poseedor de 23 casas con valor de 800 millones de pesos, “investigado” por Irma Eréndira Sandoval cuando se desempeñaba como titular de la Secretaría de la Función Pública, quien purificó a Bartlett, porque ella misma era mencionada de poseer 5 casas y 1 terreno con valor de 60 millones de pesos, bienes que no pudo justificar satisfactoriamente cómo los había adquirido.
Más emblemática la simulación del combate a la corrupción resulta cuando se menciona a la familia presidencial; su hijo Andrés Manuel, con su fábrica de Chocolates Rocío, beneficiado con el programa Sembrando Vida -financiado por el gobierno de su padre- con vastas extensiones de plantíos de cacao que le abastecen a su empresa de materia prima a bajo costo. Qué decir del hermano del Presidente, el señor Pío, captado en videos recibiendo sobres repletos de dinero de parte de David León, funcionario del gobierno de AMLO, y quien sería nombrado “zar anticorrupción de medicamentos”, sólo que el video le impidió tomar protesta.
También está el caso de otro hermano del Presidente, Ramiro López Obrador, que se benefició al recibir un crédito por 1 millón 771 mil pesos otorgado por la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero.
Escándalo fueron las asignaciones de contratos de Pemex a la prima de López Obrador, Felipa Obrador, por un monto de 365 millones de pesos; el Presidente justificaría que asignaron los contratos porque no se dieron cuenta que era su prima.
Otra perla negra la sumó cuando su cuñada Concepción Falcón fue involucrada en un presunto desfalco por 223 millones de pesos al municipio de Macuspana, Tabasco, municipio del que es originario el mandatario federal.
La justificación desde la conferencia matutina fue que “no se pueden hacer juicios sumarios, todavía no hay una denuncia judicial, están investigando”.
La simulación y la mentira han sido alimento para la legión de los prófugos del ácido fólico, no para los que pensamos. La corrupción sigue siendo eje de Gobierno.