El último adiós a don Manuel, el taxista que fuera asesinado el pasado lunes para robarle 300 pesos y un celular, fue una oportunidad para la sociedad no sólo para darse cuenta de la enorme deuda con los choferes del transporte público, sino también para corroborar que las autoridades estatales aún son capaces de sorprendernos con su tradicional incapacidad y torpeza para atender una crisis social que se alimenta del dolor y de la indignación.
La dolorosa jornada comenzó en INFOLÍNEA, en donde destrozada y afligida la hoy viuda, Norma Leticia Valenciano, clamó justicia por la muerte de su esposo y que las autoridades de Gobierno se apliquen para que mejore la seguridad en el Estado. Frente al periodista José Luis Morales, la doliente hizo un llamado al gobernador para que haga justicia. “Mataron a mi esposo, ya basta de tantas muertes, gente inocente, gente que sale a trabajar; tiene que hacer algo, señor gobernador”. Entre lágrimas, compartió al conductor que a su esposo lo llamaban ‘Manuelito’ o ‘don Pepe’, y que era muy querido por mucha gente. Tenía 30 años de taxista y ya acumulaban 28 años de matrimonio, durante el que dieron vida y educación a tres hijos que hoy son huérfanos.
Mientras los deudos y los compañeros de don Manuel se daban cita en el Santuario de Guadalupe para despedir sus restos mortales, el fiscal general del Estado, Jesús Figueroa Ortega, optó por no responder a los reclamos de los taxistas, que exigen una y otra vez efectividad en las investigaciones contra los asaltantes que son presentados y señalados por los propios choferes, y optó por repartir culpas a diestra y siniestra, recurriendo al lugar común de acusar a las autoridades municipales de no realizar trabajos de prevención efectivos.
En ese mismo tenor, el coordinador general de Movilidad, Ricardo Serrano Rangel, también siguió el guion preestablecido para salirse por la tangente y prometer que se coordinará con las autoridades del Municipio para fortalecer la vigilancia nocturna. Una promesa más que se añade al cúmulo de compromisos no cumplidos por la Administración de Martín Orozco Sandoval en materia de movilidad.
Con los pies más en la tierra, el secretario de Seguridad Pública Municipal, Antonio Martínez Romo, no sólo atendió a los taxistas que se manifestaron en la Plaza de la Patria poco antes de la ceremonia en honor a don Manuel, sino que además dio a conocer que se han detectado a bandas que se dedican exclusivamente a asaltar taxistas, principalmente en fraccionamientos que son considerados como focos rojos, como Villas de Nuestra Señora de la Asunción, Rodolfo Landeros y Pericos, asegurando que han sido detenidas 18 personas que andaban asaltando taxistas. Ciertamente, poco se puede hacer cuando la Fiscalía, según los taxistas, los suelta casi de inmediato.
De hecho, la aguerrida y hoy famosa Anita Casillas, lideresa de taxistas, responsabilizó a jefes y oficiales de las policías de estar coludidos con los delincuentes a quienes ahora les ha dado por robar, asaltar y matar a los taxistas, e insistió que no es posible entender cómo es que las autoridades, sabiendo quiénes son los que se dedican a ese tipo de ilícitos, se nieguen a detenerlos.
Por eso ayer fue un segundo día de furia, un día de duelo, un día de lanzar preguntas que la Administración estatal es incapaz de responder. Por segundo día consecutivo los taxistas y uberianos volvieron a tomar las calles, provocando de nueva cuenta un auténtico caos en la circulación al bloquear con sus unidades la avenida López Mateos y otras de la Zona Centro en protesta por la indiferencia de las autoridades ante la creciente inseguridad y por la falta de resultados en la captura y castigo para los responsables del asesinato de su compañero Manuel.