Como un acontecimiento de gracia para la Iglesia Católica de Aguascalientes llega Monseñor Juan Espinoza Jiménez para ser el sucesor del Obispo José María de la Torre Martín, quien falleció hace más de un año. La llegada de un nuevo Obispo es la manifestación de la fidelidad de Dios que no abandona a su pueblo, y el inicio de este nuevo ministerio apostólico para Juan Espinoza será todo un reto y hasta cierto punto una aventura, pues él no pidió venir, pero en actitud de obediencia aceptó con gusto y con la ilusión de servir, manifestó el Arzobispo Emérito de Morelia, Alberto Suárez Inda, añadiendo que para la Arquidiócesis de Morelia fue un gran sacrificio desprenderse de él, pero están seguros de que dará muy buenos frutos.
En ese sentido, recalcó que es la palabra de Dios lo que les ayuda a mirar y a comprender con ojos de fe lo que hoy se vive, es Dios quien promete y asegura que Él mismo vendrá a buscar a sus ovejas y velará por ellas, y ciertamente se ha cumplido esa promesa cuando el Hijo de Dios se hizo hombre. Por lo tanto, “Jesús nos asegura: ‘Yo soy el buen pastor’; Él es el único dueño y señor de nuestras vidas, los apóstoles y los sacerdotes somos sucesores, no somos más que representantes suyos y servidores del pueblo de Dios, no somos amos y señores. Al Obispo y a su presbiterio les toca cumplir un servicio humilde con espíritu de sacrifico a ejemplo de aquel que se inclinó para lavar los pies de los discípulos. San Pablo nos ha recordado que el Obispo es el primero que debe dejar de un lado la arrogancia y la ambición para servir con amor y paciencia”.
Suárez Inda subrayó tres rasgos característicos de un buen pastor: El pastor conoce a sus ovejas y permite que estas lo conozcan a él, tiene una gran preocupación por la unidad de su rebaño y lleva siempre inquietud por atraer a los alejados, por lo que habrá de crear confianza, romper barreras y superar prejuicios, vale para el Obispo y para todos los cristianos que han de buscar el diálogo, abrir el corazón, no poner máscaras fingiendo lo que no son; siempre será difícil llegar al conocimiento profundo del hermano.
El segundo anhelo es el lograr la unidad de los suyos, que haya un solo rebaño y un solo pastor, lo cual no significa uniformidad absoluta, ni un régimen militar en la Iglesia, es la armonía de la caridad, los humanos tendemos a la rivalidad a crear divisiones, en la sociedad y en la misma Iglesia nos cuesta trabajo, entonces habrá que construir puentes y derribar muros, mantener la unidad a través del amor y del perdón.
Y en tercer lugar, lograr reunir a las ovejas que no son de este redil, sin forzarlas, presionar o amenazar, sino haciéndose escuchar hablando con voz clara, amable, invitándolas a descubrir la verdad, convenciéndolas y atrayéndolas con lazos humanos, con las ataduras del amor.
Finalmente, invitó a todos los fieles a retomar el lema que el nuevo Obispo Juan Espinoza eligió en su escudo episcopal y como consigna de su ministerio: “Hagamos lo que Él nos diga”, recordando las palabras de María.