Pues de nueva cuenta Aguascalientes vive la zozobra y angustia por los acontecimientos violentos que se suceden uno tras otro prácticamente por todos los puntos de la ciudad.
Un doble asesinato, narcomantas en escuelas, un horrible feminicidio, un ladrón que incendia una casa, en fin, un evento tras otro hacen sentir que la inseguridad, otra vez, está desbordada en el Estado, pues también ocurren hechos de sangre o violentos en los diferentes municipios.
El problema es real y lo debemos de admitir, no sólo aquí porque nos estremecen los hechos que ocurren, ya lo sabemos, sino en nuestro vecino Estado Zacatecas, pero qué tal lo que sucede en Colima, donde los malandros están desatados y tratan de imponer el terror entre la población, pues no hay día en que no se cometan asesinatos; lo que pasa en Caborca, Sonora, no es tema menor, pues grupos de criminales se pasearon durante horas por toda la ciudad realizando disparos y secuestrando gente; Guanajuato es ya tierra de nadie, no hay un solo día en que no pase un hecho de sangre.
Zacatecas, por su cercanía, merece mención aparte porque ahora ya se están metiendo, los malos, con la gente inocente, pues apenas el pasado fin de semana secuestraron afuera de un antro a 5 universitarios y cuatro de ellos fueron ejecutados, una jovencita está desaparecida y el gobernador David Monreal no se ha pronunciado, por lo que la población está enojada y confundida, ya que fue una promesa de campaña: regresar la paz a esa convulsionada Entidad.
Pero Aguascalientes no canta mal las rancheras, empezando porque su anterior secretario de Seguridad está ahora mismo tras las rejas, acusado de varios delitos, y obviamente el clima se desestabiliza, ya que surgen interrogantes, dudas y, por supuesto, desconfianza en las corporaciones, aunque en defensa tendremos que reconocer que por supuesto hay buenos elementos, pero evidentemente no pueden con tanta violencia, tanto consumo de estupefacientes, tanto robo, porque una cosa son los delitos de alto impacto cometidos por la delincuencia organizada y otra muy diferente, pero no menos mala, la delincuencia común, la que roba casas y comercios, los carteristas, en fin, no dejan de ser delitos en perjuicio de la sociedad.
Las narcomantas son punto y aparte, pues al ser dejadas a la vista de la gente su principal objetivo es infundir el temor, hacer sentir superioridad sobre otros grupos criminales, son amenazas nada veladas porque ponen santo y seña de los involucrados, pero lo increíble es que nadie ve nada, y aunque vea, la gente por supuesto que no va a denunciar, nadie en su sano juicio se metería en un problema ajeno de gran magnitud.
En Aguascalientes, como en el resto del país porque en todos los rincones del territorio nacional suceden actos de sangre, cada vez asombra menos el nivel de violencia debido a que la sociedad ya se ha acostumbrado a estos eventos, lo que por supuesto no debería ocurrir.