Al grito de “disculpen las molestias, pero estamos cambiando al mundo”, más de nueve mil mujeres se manifestaron ayer en la Exedra de la Plaza de la Patria de Aguascalientes por una vida sin miedo, libre de cualquier tipo de violencia “en las calles, en las escuelas, instituciones, en nuestras casas, en nuestras camas, en internet. Hoy exigimos menos votos y más acción, la voluntad política, la paridad y los pañuelos, deben verse materializados en el reconocimiento a nuestros derechos. No, señores, esto no es una moda”, dijeron, para pedir en otro instante del evento que los hombres que estuvieran ahí se retiraran.
Al mismo tiempo, exigieron una vida con salud y seguridad, con presupuestos reales, evaluación y seguimiento, y la eliminación de todas las prácticas de represión, garantías del acceso a la justicia, la integración de la transculturalidad en todas las acciones del Estado y la despenalización del aborto.
También pidieron la desvinculación de toda acción penal a las detenidas el 8 de marzo del 2021 y la garantía de no repetición de los actos de represión policíaca acontecidos ese mismo día, así como evitar toda práctica de violencia institucional y el apoyo total a los derechos humanos.
Además, transmitieron un video de las agresiones a las participantes de la pasada marcha, mientras todos los accesos a la plaza eran vigilados por elementos de diversas corporaciones policíacas, en su gran mayoría mujeres policía, además de ambulancias y bomberos en el lado de las cocheras de Palacio Municipal.
El acto se desarrolló entre gritos, vítores y repudio a las acciones de la Policía, además de la realización de pintas en el piso, muros y cantera de la Exedra, así como la columna en donde se encuentra el águila, a donde subieron algunas mujeres vestidas de negro y morado a pintar consignas, exhibir cartelones y gritar mensajes inaudibles por el gran estruendo que se vivía en la plaza, entre gritos de las participantes, música de los grupos que realizaban performance y cantaban.
Alrededor de las seis y media de la tarde, los contingentes hicieron su arribo a la plaza sin causar destrozos ni desórdenes, pero con los ánimos caldeados por los sucesos del pasado año, que se espera no vuelvan a repetirse, según lo comentaron las representantes que hicieron uso de la voz y que en esta ocasión no fueron representando a las colectivas de mujeres, sino a título personal.
En cierto momento de la manifestación, una de las activistas dijo al micrófono que había rumores de que querían reventar el evento, lo cual ocasionó rechiflas y enojo de las miles de congregadas, pero se invitó a que prosiguieran en forma pacífica.
Acudieron mujeres de las colonias del oriente de la ciudad, pero también del centro, del poniente y, en general, de toda la capital, así como mujeres con sus hijas, provenientes de los municipios, entre los cuales mencionaron Pabellón de Arteaga, Cosío, Asientos, Rincón de Romos y Calvillo.
Asimismo, se hizo un llamado a los cabildos a cada municipio a contar con las instancias para las mujeres, algo que es obligatorio, dijeron, así como contar con presupuestos y personal capacitado y sensibilizado, “no más simulación e ignorancia al desaparecer y convertir las instancias en coordinaciones”.
Exigieron su derecho a decidir sobre sus cuerpos y vidas, “la maternidad será deseada, amorosa… y si no, estaremos para acompañarnos. El aborto es un derecho también y si el Estado no responde, nosotras ya nos hemos organizado”.
Las que usaron el micrófono dijeron que no eran vendidas y que ese escenario, “son nuestros impuestos y hoy exigimos que el Estado haga su trabajo. Este es nuestro dinero, compañeras, no somos vendidas e hicimos un evento donde estuvieran incluidas todas, las juventudes, las infancias, no queríamos que volviera a haber incidentes con la Policía, por eso fue que organizamos este evento con visiones de dignidad, porque este dinero es de todas ustedes”.
Dijeron que después de sentarse con todas las instancias del Gobierno Federal, Estatal y Municipal, “y ante las puertas cerradas, también nos organizamos entre nosotras, porque esta es causa de todas y no vamos a esperar sentadas a que las instituciones volteen, y si creen que no son las formas, entonces dejen de lado la indolencia y hagan el trabajo que les corresponde: garantizar que todas las mujeres y las niñas vivamos un vida feliz, digna y libre de violencia”.
Finalmente, una niña subió al escenario y dijo al micrófono: “Ni una más, ni una niña muerta más. Hasta que la dignidad se nos haga costumbre, seguiremos tomando las calles, seguiremos siendo incómodas en las reuniones, seguiremos siendo las radicales y las desordenadas”.
Matilde Arteaga