CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- Esta semana que se anunció la Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ 2022 en la Ciudad de México, para el próximo 25 de junio, es buen punto de arranque para recordar una de las primeras películas nacionales que colocaron como protagónico a un personaje que representaba a la comunidad.
«El lugar sin límites», dirigida por Arturo Ripstein en 1976, echó mano de Roberto Cobo el «Jaibo» de «Los olvidados», para interpretar a La Manuela, quien en la trama llegaba a enamorar al estelar encarnado por Gonzalo Vega y darse un beso en la boca.
¿Las reacciones? Varias. Aquí en EL UNIVERSAL presentamos 10 puntos que marcaron la trayectoria del filme ganador de cuatro premios Ariel por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, incluyendo el de Mejor Película y Actor, con Cobo recibiéndolo.
1. Está basada en la novela homónima del escritor chileno José Donoso, publicada en 1966, la cual es considerada la mejor obra de su carrera y lo catapultó a ser considerado uno de los mejores literatos de la segunda mitad del siglo 20. El escritor mexicano José Emilio Pacheco y el propio Ripstein, escribieron el guión.
2. Luis Buñuel, director de «Los olvidados», tuvo la primera intención de rodar la novela y quería a un actor español para La Manuela. Al final las cosas no se concretaron y años después el propio autor de la novela preguntó a Ripstein si él lo haría.
3. Se rodó en locaciones de Querétaro, siendo la primera película que Ripstein realizaba fuera de la Ciudad de México, a la cual había retratado en cintas como «El castillo de la pureza».
4. El filme se realizó gracias a que el director fue castigado por el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica luego de realizar «Foxtrot», considerada como un dispendio de dinero. El STPC, por sus siglas, presuntamente hacía películas finas y, entonces, fue enviado al Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC) que en su cartera tenía los filmes de Mario Almada.
5. «El lugar sin límites» se realizó con una cámara de un sólo lente. «No hay un sólo movimiento en la cámara porque no había con qué», recordó el cineasta en una charla pública.
6. Trabajar con Cobo, recuerda, fue difícil por el carácter. «Me acuerdo en algún momento agarrar a Cobo del pescuezo, digo, del cuello de la camisa y pegándole contra la pared», contó.
7. Durante la preparación de «La Manuela», Cobo preguntó a Ripstein cómo quería que se viera el personaje. Entonces los papeles de gay sólo aparecían en comedias mexicanas y en especie de burla. «Aquí no hay diferencia: ser gay, no ser gay, ser hombre, tener esta preferencia sexual. Todos somos idénticos», recibió como respuesta.
8. El día que se rodó el beso, Gonzalo Vega llegó un poco reacio e inquieto. Aunque desde un inicio sabía lo que haría, mentalmente no estaba listo. Entonces Ripstein lo tomó de la cara, le plantó un beso por varios segundos y le soltó una frase: «Ya ves, ni te convertiste en príncipe, ni en sapo». Después de eso la escena fue rodada varias veces, hasta que quedó.
9. Para llegar al look visual de burdel del pueblo, donde se desarrolla la historia, hubo fricciones entre el cineasta y el diseño de arte. Éste último departamento preparó algo que, recuerda Ripstein, era como el Teatro Fru Fru y empezó a arrancar cortinas, bordados y encajes que no cuadraban con la visión de algo seco, plano y polvoso que tenía.
10. La película ganó la Concha en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. El día de la primera proyección y cuando la pantalla comenzó a mostrar el acercamiento de caras entre los personajes, tras un juego de seducción y termina en beso, la sala estalló en gritos, pedidas de auxilio, de apoyo y desaprobación.