Poco a poco, pero firmeza, los precios de las gasolinas van para arriba que dan escalofríos, y usted lo puede comprobar: por todos los rumbos de la ciudad las estaciones de servicio muestran precios que espantan, de hasta 25 pesos por litro de combustible.
Basta darse una vuelta por las gasolinerías para ver los altos costos, pero también lo disparatado de éstos, pues un litro de gasolina Magna se lo puede hallar, como mínimo, al menos en 21 pesos, pero también esa misma cantidad de combustible en otra estación de servicio hasta en 25 pesos.
Que la inflación, que el deslizamiento, que el huachicoleo, que la importación, que ahora la guerra… el chiste es que el combustible se ha convertido de plano en un artículo de lujo y ya casi nadie llena el tanque y se mueve sólo con lo indispensable.
Pero, ¿y qué tal el gas LP?, ¿el diesel?, en sí todos los energéticos van subiendo poco a poco de precio pese a los esfuerzos de la 4T por querer controlar todo el mercado, algo que por supuesto no va a conseguir, pues jurídicamente creemos que no sería tan sencillo borrar de un plumazo relaciones con empresarios privados, aunque en una de esas, opinan algunos que le saben a estos asuntos, basta un decretazo para cambiar las reglas del juego, como se avizora con la reforma eléctrica, que entre paréntesis la Comisión Federal de Electricidad está a punto de convertirse en monopolio de generación, transmisión y distribución de electricidad, por lo que los principales damnificados serían, para variar, los inversionistas de capital privado, pero esa es otra historia, pero muy ad hoc con el tema de este día.
Ante tal incremento en los combustibles, no suena descabellado que autoricen nuevas tarifas en el transporte público, como lo exigieron, por ejemplo, los operadores de combis foráneas, porque de plano dicen que no ajustan ante el incremento de todos los insumos, pero sólo basta que aprueben un solo aumento para que se desencadene una cascada de alzas en absolutamente todo.
Además, la ya inminente Feria de San Marcos será caldo de cultivo para que por ejemplo los taxistas y los choferes de plataforma “hagan su agosto”, pues los primeros sólo tienen que apagar el taxímetro para cobrar “según el sapo la pedrada”, pero ya se sabe que en la fiesta todos se hacen generosos. Los servicios de plataforma también suben sus tarifas al cielo, pues ya se sabe que se basan en la ley de la oferta y la demanda, y aseguramos, desde ahorita, que tendrán una muy buena racha los operadores de este tipo de servicio.
De no tener estrategias el Gobierno federal en este asunto, el de los altos precios de los combustibles, se va a descontrolar y sería un duro golpe para la economía nacional pero en particular para las personas que ahora utilizan el automóvil como una necesidad, no un lujo.