Ayer, con el Domingo de Ramos, inició para la feligresía católica la Semana Santa que, como pocas veces, empieza en un ambiente variopinto en todos los sentidos, principalmente en el político y en el de la diversión.
Ya pasó mucho tiempo de que la Semana Mayor era un momento de reflexión, de reconciliación, de perdón, en el que la mayoría de la gente realmente guardaba todos los espacios para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo: Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo, el llamado Triduo Pascual que concentra los momentos más importantes del año litúrgico en el cristianismo.
Las anteriores generaciones platican que incluso en esta temporada ni la radio escuchaban, mucho menos veían televisión, y ya ni hablar de ir a fiestas o reunirse, todo en señal de respeto a la conmemoración religiosa, y ni se salía de vacaciones, y dicen los más antiguos, aunque suene a broma, que la gente no se bañaba; obviamente estamos hablando de tiempos del siglo pasado.
Ahora la Semana Santa es sinónimo de vacaciones, de diversión, con una oferta increíble de planes de viaje, incluso dentro del mismo Estado, pues lo que se busca son espacios de esparcimiento.
Incluso en esta semana, que se supone es de reflexión, se dan los últimos detalles de lo que será la Feria Nacional de San Marcos, puesta en marcha tras dos años de obligado receso a causa de la pandemia por Covid y, aunque aún exista, las autoridades creen que ya están dadas las condiciones para celebrar un evento de esta magnitud, con miles de visitantes locales, de México y del extranjero, que están ávidos de diversión.
La Feria, creen muchos, llega en un momento en que es necesario reactivar la economía local, pues según información de la misma Secretaría de Desarrollo Social del Estado, la pandemia ha aumentado los índices de pobreza, y por lo menos a nivel local son alrededor de 15 mil familias las que sufren de carencias de salud y lo peor, alimentarias.
Obviamente la mayor rebanada del pastel económico será para los prestadores de servicios, pero claro que también para los comerciantes informales y realmente para todo el que se acerque al perímetro ferial, pues en esta temporada cobran hasta por estacionarse en las calles, que se suponen son públicas. En fin, terminando la verbena las autoridades harán su festín de cifras y esperemos que sean benéficas para todos y en verdad esperamos que el remedio no resulte peor que la enfermedad.
Y a nivel político qué le comentamos… hoy amanecimos con la resaca de una ‘elección’ sacada de la manga, donde se decidió si continúa en funciones el actual presidente, aunque no se entiende este ejercicio, pues ya está, ya ganó como mandatario de todos los mexicanos y se debería dedicar a hacer lo que tanta falta le hace a este país: gobernar y resolver los muchísimos pendientes que hay en absolutamente todo.
Así que no esperemos que esta Semana Santa sea tranquila, pues por lo pronto así no inició.