Un fuerte golpe recibió el Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, al anunciarse ayer una inminente fractura a muy poco tiempo de las elecciones para la gubernatura de Aguascalientes.
Karla Espinoza, una de sus más conocidas militantes, amenazó con llevarse a miles de seguidores de las filas de esta organización política porque no se sienten valorados y su manera de manifestar su molestia es definitiva: irse.
Este es un revés para la candidata del partido del Presidente, la maestra Nora Ruvalcaba, pues los simpatizantes que anunciaron su deserción ya analizan comprometer su apoyo y sus votos, para la rival política más fuerte de la candidata.
Pero en realidad esto no es nuevo, no es la primera vez que se sacude la estructura de MORENA en el Estado, por las formas, por los modos, por los candidatos, por los que quieren ser y no pudieron; en fin, este partido en realidad va contracorriente, pero esta amenaza de fractura, a tan poco tiempo de las elecciones, no se sabe si comprometería el resultado.
Recordemos que MORENA, fundado relativamente hace poco tiempo por el hoy Presidente de la República, nace de una escisión del Partido de la Revolución Democrática, que a su vez nació por la salida de varios militantes del Partido Revolucionario Institucional, que es exactamente la trayectoria política de Andrés Manuel López Obrador.
Y los problemas tampoco son nuevos en esta organización política, de hecho, en ninguna, porque siempre, en todos los partidos, habrá diferencias, pleitos, gritos y sombrerazos, pero específicamente en MORENA, que es el partido aplanadora por obvias razones, tiene muchos pleitos internos y ahí está encarnizada la lucha porque a nivel nacional y a la mitad del sexenio, varios ya buscan ser los elegidos para suceder al Presidente.
Los más visibles, por el momento, son el canciller Marcelo Ebrard, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quienes han recibido el espaldarazo público del Presidente en los eventos en que se presentan.
Pero al hacerse visibles los personajes mencionados, pisa callos en otros políticos que creen tener méritos y cercanía con López Obrador, como Ricardo Monreal, quien pasó de ser un consentido a un elemento más de la 4T.
¿Las razones? sólo ellos las conocen.
Seguramente, porque así es la historia de la política mexicana, el actual mandatario ya tiene en la mira a su sucesor, pues aunque prometa que terminando su Gobierno se retira de la política, no es verdad, a juzgar por la experiencia de los ex-presidentes que de alguna u otra manera siguen en el escenario nacional, ya sea por lo que hacen o por lo que dicen, pero a pesar de que López Obrador muestra simpatías para algunos colaboradores, seguramente tendrá un as bajo la manga que le permita dar continuidad a su proyecto.
Falta todavía que lleguen las elecciones, porque independientemente de lo que suceda internamente en los partidos, como MORENA en Aguascalientes y su inminente fractura, falta todavía agua por correr y la decisión la tendrá la sociedad que validará su elección a través de su voto. Ya veremos.