Un sujeto acusó de adulterio a su mujer. En la Corte su abogado le preguntó: “¿Qué estaban haciendo su esposa y ese hombre la noche que usted los sorprendió?”. Contestó el tipo: “Estaban follando”. “¡Oiga! —interviene el juez—. ¡Esa palabra no se puede decir aquí! Si no modera su vocabulario le aplicaré una multa. Conteste la pregunta de su defensor en términos correctos: ¿qué estaban haciendo su esposa y ese hombre la noche de referencia?”. “Mire, señor juez —responde el individuo—. Los dos se hallaban desnudos en la cama. Él estaba sobre mi mujer, y tenía su usted ya sabe qué en usted ya sabe dónde. Si eso no es estar follando, entonces, señor juez, aplíqueme la multa”… El jefe de la oficina le regaló a su joven empleado, recién casado él, un par de boletos para la obra “La fierecilla domada”, divertida comedia de Shakespeare. Esa noche el muchacho llegó a su casa y le preguntó a su flamante mujercita: “Mi amor: ¿te gustaría ver ‘La fierecilla domada’?”. “¡Uy no, mi vida! —exclamó ella echándose en sus brazos—. ¡Quiero verla salvaje y alborotada, como todas las noches!”… Permanece en la mente del pueblo el recuerdo de las frivolidades, ineptitudes y corrupciones de los tres sexenios anteriores al de López Obrador. Esos vicios fueron el cimiento de la sonada victoria electoral de AMLO, y siguen manteniendo viva su imagen en la conciencia popular. Si las cosas siguen como van —y no hay ninguna señal que permita suponer que habrá algún cambio, salvo fuerza mayor— todo indica que MORENA se alzará de nuevo con el triunfo en la elección presidencial del 24, pues si la caballada de López Obrador está flaca —excluyo a Ricardo Monreal de esa consideración— la oposición se ve más débil aún, a menos que Luis Donaldo Colosio Riojas se decida a entrar en la carrera presidencial, en cuyo caso sí habría una candidatura opositora fuerte que bien podría contrastar a la que eventualmente postulará el dedito de AMLO. La figura del tabasqueño sigue siendo fuerte. Tiene razón cuando dice que las críticas a su persona y sus acciones le han hecho lo que el aire a Juárez. Si ningún factor extraordinario se presenta, digo, su poder se mantendrá después de que termine su sexenio, y seguirá gobernando a través de cualquiera de sus tres incondicionales “corcholatas”: Sheinbaum, Ebrard o Adán Augusto López. Preparémonos, pues, para un maximato en este país que se está haciendo mínimo… El odontólogo se disponía a extraerle una muela a su paciente, pero el hombre apretaba la boca cuando el doctor le acercaba la pinza. El dentista llamó aparte a su enfermera y le dijo: “Cuando yo acerque la pinza a la boca del paciente usted dele un fuerte golpe donde más le duela”. Cumplió la ayudante la orden de su jefe: el doctor le acercó la pinza al tipo, y ella le propinó un golpe tremebundo en el doble atributo masculino. El individuo abrió la boca para lanzar un ululato de dolor; el dentista aprovechó el instante e hizo la extracción con prontitud. Le preguntó luego al paciente: “¿Verdad que no le dolió cuando le saqué la muela?”. “Sí me dolió, doctor —respondió con feble voz el individuo—. Y no sabía que la muela tuviera la raíz tan honda”… Aquel vaquero encontró a un indio joven y le preguntó la hora. El indio se llevó la mano a la entrepierna y respondió: “Las 10 de la mañana con 22 minutos”. El vaquero consultó su reloj: ésa era la hora. Aquella misma noche el vaquero volvió a ver al indio. El piel roja tenía la mano en la citada parte, y la agitaba sin cesar. “¿Qué haces?” —le preguntó. Respondió el hijo de las praderas: “Le estoy dando cuerda al reloj”… (No le entendí)… FIN.
MIRADOR
A los 50 años de su edad, John Dee se enamoró.
Había conocido el amor sólo en los libros. Quiero decir que no había conocido el amor. Después de que lo conoció, los libros ya no le interesaron. Cuando en la noche navegaba por el mar infinito de la mujer amada, se sorprendía de pronto riéndose de la importancia que había dado a los libros.
Ahora sabía la verdad. Sabía que la verdad es el amor. Y sabía que el amor es también la justicia, la belleza, el bien, y todo lo bueno que hay en la vida de los hombres.
Entonces, a los 50 años de edad, John Dee fue un hombre verdaderamente sabio. Y su sabiduría no derivaba de los libros. Provenía del amor.
¡Hasta mañana!
MANGANITAS
“… Crece la afición al futbol soccer…”
Eso no me extraña nada.
El futbol más se valora
porque las cosas, ahora,
se miran de la patada.