“Al gobernante no se le elige para que eche
la culpa al pasado, eso es de mediocres.
Se le elige para que gobierne y resuelva”.
Héctor Suárez
El próximo domingo habrá elecciones en seis estados de la República en medio de una guerra entre cárteles a los que el Presidente los reconoció por haberse portado muy bien, ahora se sabe que esos grupos de la delincuencia organizada acusaron intervención en las elecciones para ayudar al partido guinda a ganar el corredor pacífico.
La semana pasada se registraron los dos días con más homicidios dolosos, sin embargo el Presidente señala lo contrario y asegura que su estrategia está funcionando. De visita en el ‘Triángulo Dorado’, conformado por una región de Durango, Sinaloa y Chihuahua, donde históricamente se ha sembrado amapola y marihuana, el presidente López Obrador comentó: ‘Los muy cretinos nos dicen ¿y qué estás haciendo? ¿Por qué no resuelves el problema (inseguridad)? Esa doble moral, esa hipocresía es la que más molesta’. Luego vendría la pregunta de la periodista que cubría el evento: ‘¿Señor Presidente, la estrategia de seguridad no se cambiaría?’. La respuesta del mandatario fue contundente: ‘No, no, porque nos está dando resultados’.
Paradójico, en esa gira por Sinaloa los periodistas que cubren la fuente de la Presidencia se trasladaban en convoy por tierra, cuando al llegar a la comunidad de Bacacoragua, sobre la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo, un grupo de 10 hombres armados con cuernos de chivo, armas cortas, chalecos antibalas, equipo de radio comunicación y uniformes tipo militar, instaló un retén a sólo 30 minutos del rancho La Tuna, donde vive la señora María Consuelo Loera, madre de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, mujer a la que en su gira pasada López Obrador bajó de su camioneta para acudir al vehículo de la madre del capo de Sinaloa y saludarla de mano, porque es una madre y merece respeto, justificaría el Presidente, como también eliminó el apodo de ‘El Chapo’ a Joaquín Guzmán Loera porque dijo que no le gusta que pongan apodos a la gente como es el caso de ‘El Chapo’ Guzmán. Finalmente los diez hombres armados al saber el motivo de la presencia de los periodistas los dejaron pasar. Amor con amor se paga, tal vez pensaron los sicarios en reflexión a los gestos de apoyo del Presidente.
Pero los resultados de la política de abrazos no balazos emprendida por el Presidente sólo existen en su discurso, porque la cifra de muertes a mitad del sexenio es la más alta de los últimos sexenios. Al 27 de mayo se han registrado 121 mil 967 homicidios dolosos, 30 mil 912 extorsiones equivalente a una por hora, y 3 mil 934 secuestros. De acuerdo con datos del propio Gobierno Federal, en abril pasado se robaron en promedio 6,700 barriles diarios de hidrocarburos (gasolinas Magna, Premium, diésel y turbosina), la cifra más alta desde marzo del año 2019. Las cifras muestran una estrategia errónea, fallida y que sólo ha empoderado al crimen organizado, al que no toca ni con el pétalo de una manifestación de reprobación, porque es respetuoso ante el poderoso.
El próximo domingo 5 de junio se considera una fecha crítica para la seguridad de los seis estados donde habrá elecciones porque el crimen organizado ha sentado sus reales a lo largo y ancho del país, de acuerdo al ‘Séptimo Informe de Violencia Política’ elaborado por la empresa especializada en temas de seguridad ‘Etellekt Consultores’, en el pasado proceso electoral (6 de junio del 2021) se registraron 1,066 delitos globales (agresiones) en contra de políticos, de los cuales 102 fueron víctimas de homicidios dolosos, de ellos 36 era aspirantes y candidatos a cargos de elección.
La esperanza de las próximas elecciones es que la gente salga a votar por la opción reflexionada, sin presiones, sin coacción y sin operación del crimen organizado, que ha determinado participar activamente en la designación de los gobiernos.