Aguascalientes hace historia: ayer su sociedad eligió a la primera gobernadora del Estado, cuyo honor recayó en la candidata que encabezó todas las encuestas durante la campaña electoral: María Teresa Jiménez Esquivel.
Tere, quien a pesar de su juventud no es nueva en las lides políticas, tiene ante sí la oportunidad de pasar a la historia, no sólo política, sino personal, pues este alto honor, el de servir a la sociedad, no es para todos, pues se necesita una persona con visión, calidad y calidez, y si por algo fue electa por una amplia ventaja, fue porque seguramente su proyecto político logró prender en la gente.
Este suceso que se veía llegar, porque Tere siempre encabezó todas las encuestas, viene a ser un parteaguas en la Entidad, pues aunque en esta ocasión los candidatos se eligieron por razón de género, Teresa está preparada para una responsabilidad de este tipo, pues antes ocupó, con buenas cuentas, la Presidencia Municipal de Aguascalientes.
Para que Jiménez Esquivel haya logrado este triunfo los partidos políticos PAN-PRI-PRD, con diferencias políticas casi irreconciliables, aglutinaron a su gente, sus plataformas, sus ideas, tanto que dejaron de ser eternos rivales políticos para unirse en una coalición que, apoyada por la plana mayor de esas organizaciones, trabajaron arduamente para llevar a su candidata a lograr la joya de la corona: la gubernatura.
No se puede dejar de mencionar al resto de las candidatas que hicieron lo mejor que pudieron, presentaron propuestas interesantes que podrían ser viables para el nuevo Gobierno; incluso no fue sorpresa que la experiencia encarnada por Nora Ruvalcaba la colocara, al momento del cierre de la edición, como segunda en las preferencias y, también como se esperaba, la juventud encarnada en Anayeli Muñoz la posicionó en una honrosa tercera posición, lo que de entrada mantiene abiertas las puertas para futuros procesos en los que ellas pudieran participar.
Pero para llegar a este día se tuvieron que vivir unas intensas campañas electorales, resumidas en el par de debates organizados por el árbitro electoral, donde abundaron las acusaciones, los reclamos e incluso no faltaron los insultos, pero la virtual ganadora fue, según la percepción ciudadana, la única que no se dejó llevar y presentó siempre propuestas, nunca un reclamo para nadie.
Y a pesar de que se esperaba un proceso electoral difícil, denunciado en los medios la víspera, la verdad fue que todo transcurrió con normalidad, con incidentes que no cambiaron el curso de la jornada; claro está que no todo fue coser y cantar, pues sí hubo acusaciones, ‘mapaches’ y otro tipo de fauna política, pero la sangre afortunadamente no llegó al río.
Ahora se espera que no se necesite una operación cicatriz, sino que todos dejen atrás resabios, que se entienda que la contienda ya quedó atrás y lo que se necesita es la participación de todos para seguir viviendo en paz.
Al final ganó Aguascalientes, su gente, pues dejando atrás el proceso electoral, la población validó su decisión con el voto, el cual se tiene que respetar porque es lo que la sociedad hidrocálida se merece: la oportunidad de mejorar y que quien nos represente busque el bienestar de toda la población, independientemente de filias y fobias políticas.