El otrora fuerte Partido Revolucionario Institucional atraviesa una de sus peores crisis y, en una de esas, podría significar si no su desaparición, sí que se convierta en un partido morralla.
Esto se veía venir desde el momento en que perdió por primera vez la Presidencia de la República, hace ya algunos años y aunque fue recuperada por Enrique Peña Nieto ya nada volvió a ser igual.
Pero la verdadera debacle empezó cuando en plena campaña electoral asesinaron a Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien se perfilaba para ser el Presidente de México en el sexenio 1994-2000; tras el crimen, se señaló a varios personajes del partido tricolor como los autores intelectuales, lo que provocó un verdadero cisma político, pero todo terminó con un hombre tras las rejas, Mario Aburto, quien por lo visto no saldrá de prisión.
Tras la ejecución del joven político sonorense, Ernesto Zedillo Ponce de León fue el candidato presidencial emergente y finalmente tuvo una administración que fue criticada porque ha sido uno de los más grises mandatarios en la historia política del país.
De hecho, Zedillo entregó la banda presidencial a Vicente Fox, un aguerrido panista, empresario, no político, que convenció al electorado de votar por él por su discurso innovador, y él, quien entregó regulares cuentas, le entregó a su vez el poder a su correligionario, Felipe Calderón, que sigue activo en la política por su pleito declarativo con el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador.
A su vez, Calderón Hinojosa entregó la Presidencia a un priísta bien posicionado pero que a estas alturas, a medio sexenio de su sucesor, ha tenido que exiliarse en España, porque no es bien visto políticamente en el país.
Pero lo que ha pasado en los últimos años es casi la tumba del tricolor, pues varios ex-gobernadores emanados de ese partido actualmente están tras las rejas, casi todos por malversación de recursos públicos y hasta lavado de dinero, aunque hay que aclarar que hay otros políticos de otros partidos corren con la misma suerte.
A esta ya complicada situación para el PRI agréguele los pleitos internos que protagonizan en varias Entidades, por candidaturas, por cotos de poder, y aún hay más, pues por lo menos en Aguascalientes varios de sus ex-dirigentes enfrentan procesos con la justicia por presunta malversación de fondos y desacato. Estos problemas internos ponen en riesgo cualquier intento de remontar para el partido tricolor.
Y, por si fuera poco, nada más y nada menos que el presidente nacional priísta, Alejandro Moreno, a quien tampoco quieren en el partido por las malas cuentas entregadas desde su llegada a la cúspide, sobre todo en varios procesos electorales, es investigado por unos audios que presenta a cuentagotas la gobernadora morenista de Campeche, Layda Sansores, por lo que se infiere que si no es por parte de su organización política, donde no lo quieren, será la justicia la que lo frene, significando así casi casi la desaparición del otrora poderoso PRI.
Pero en política nada está escrito, porque el PRI tiene problemas, y serios, pero también los tiene MORENA, el partido del Presidente, y también el Partido Acción Nacional tiene sus cuitas, por lo menos localmente, por el pleito que se traen el gobernador saliente y el presidente nacional del PAN… pero eso es otra historia.